sábado, 27 de octubre de 2018

La luz y el brillo


La longevidad del túnel 
y su oscuro paisaje
Consigue que lo absurdo sea pretender 
uno a uno
Agrupar los fragmentos que añicos 
y esparcidos
Pierden el brillo por la privación de luz.

Sería astuto pasar la escoba 
y como el polvo
Dejarlo volar en el viento 
o la brisa fresca de la mañana.

Es frío y sombrío el pasaje 
y el peaje
Alto de llevar y costoso de sufragar.
Rock, 
puro rock and Roll en el infinito de sus retinas
Y una canción, a lo lejos suena, 
a lo lejos.

y mientras..  
Fragmentarse desparramado en el interior
Entre signos de afirmación y de pregunta.

Sin culpa
cumplir condena, 
Excesivo y sin embargo arbitrario.
Demasiado joven para morir de viejo
Andado y desandando,
añorando no más de lo necesitado,
Bailando en la memoria, la lluvia 
y una sonrisa.   

martes, 23 de octubre de 2018

La vida me cuesta


¡Me cago en Disney y todas sus princesas! Llevo una barbaridad buscando mi príncipe azul. Des de la mañana al amanecer en todos los rincones imaginables. El puto reloj biológico ha hecho sonar la alarma tres millones de veces y los cinco minutos más, se han convertido en una eternidad que mi cuerpo ya no soporta, lo oigo incluso durmiendo. He intentado huir de él, distraerme con más gente y sola. Pero no hay manera: Un martirio.

El que no era demasiado aburrido, era demasiado alegre. El que me gustaba no le gustaba yo. El que no era capaz de demostrarlo se escondía detrás de una estúpida timidez que a nuestra edad se hace ya incomprensible. Y el que parecía maravilloso era todo mentira. Uno no quería cambiar y otro me quería hacer cambiar a mí. Si cariño, mi reina, cielo, princesa y se fue con esa del culo gordo, de las tetas caídas. Uno sucio, otro más cremas que yo. Uno increíble pero tacaño incluso para guardar las uñas de los pies. Uno demasiado guapo, otro demasiado feo.  Y el que parece normal había olvidado el romanticismo en el último bar. ¡Cuánta mediocridad! ¿Tan difícil es encontrar un compañero de viaje? ¿El príncipe?

No guardo nada y en cambio ellos, parecen racanear incluso a la hora de pagar. Bamboleo mis caderas incitando al encuentro y al final… uno. Que después de más citas de las que creía poder aguantar, de enamorarme, de proponerme que lo más parecido a un príncipe sería él. De poner en la balanza lo bueno y lo malo. De soñar que casi y con mucho trabajo, podría llegar a ser maravilloso. Le quito los pantalones y allí está, un ratoncillo. Un desengaño, un ya me has fallado, un esto no lo perdono, un con esto no puedo vivir toda una vida. Un pene pequeño e incapaz. Incapaz de ser nada más que eso, que un micro pene. Y la pregunta del millón: ¿Qué es más lisito, aguantarlo y ser adultera o volver a empezar?

¡Me cago en Disney y en todas sus escenas de amor que nunca serán de sexo!     

domingo, 14 de octubre de 2018

Que es mejor o no

Y Vivo preguntándome. Que es mejor una novela extraordinaria con una composición mejorable o una mierda escrita con una literatura exquisita. Una mentira bien llevada o una triste verdad. Una irrealidad maravillosa o una vida sacerdotal.

Hablar solo o un silencio acompañado. Una realidad malvada o una falsedad encantadora. Una mala idea o simplemente nada. Nada es algo o no. Una horrorosa conversación o la indiferencia. La abstinencia o el alcholismo. Un absurdo presente o un ahora des del ayer o des del mañana.

Crear una mierda o ser incapaz de crear ni una mierda. Sentir el dolor o no sentirlo. Vivir un desamor o nunca enamorarse. Tener una alucinación o jamás estar ilusionado. Preguntárselo todo o nada. Intentar saber que es real o no saberlo. Actuar y errar o abstenerse para no equivocarse. Ser básico o complicado. Complicadamente básico o básicamente complicado. Estar loco o parecerlo.

Hablar o callar. Callar para no hablar o hablar para no callar. Malgastar el hoy para invertirlo en el mañana o vivir el hoy obviando el mañana. Recordar el ayer o olvidarlo. Seguir gustando o disgustando. Perder un ojo o un oído. Lo visto o lo oído. Tener lagunas sugestivas o recuerdos no sabor a  adormidera.

Creer o no. Vivir sabiendo que morirás o hacerlo pensando que aún no está demostrado. Vivir solo o acompañado. El ruido o el silencio. La soledad de la mala compañía o la soledad a secas. Dios, Cristo o la santísima Trinidad.
Envejecer a sabiendas o vivir creyendo ser siempre joven. Ser idiota o parecerlo.

Mal vivir o sobrevivir.

Pensar lo que dices o decir lo que piensas.

sábado, 6 de octubre de 2018

Si eso es amor

Llevamos ya muchos años conviviendo. Me conoce bien, muy bien. Casi tan bien, que sabe todas mis intimidades. Seguramente mejor que yo mismo. También, como me siento. Es un cielo, se acuerda de mi cumpleaños, sabe todo lo que me interesa y me agrada, mi tendencia política, mis horarios, mis viajes, mis aficiones. Los restaurantes que me deleita ir a comer, mi talla de pantalón, de camiseta y de calzoncillos. Muchas veces, tiene que ser ella, quién me recuerde los aniversarios de mis amigos. Con quién hablo o dejo de hablar. Tenemos ya tantos recuerdos juntos; Fotos en el mar, en la montaña, de vacaciones, Haciendo deporte, bailando, de fiestas o de un día cualquiera. Canciones, películas, libros, obras de teatro y qué se yo. Toda mi vida. Lo que me hace feliz e infeliz. Cuál es mi estación favorita. Es tan sincera nuestra relación que conoce el tipo de mujer que me pone y las que no. Todo sobre mis inclinaciones sexuales. A mis amigos por supuesto, que también son los suyos. Mi equipo favorito, donde estudié, que me apasiona pintar, leer, aunque lo haga menos de lo que debería o pasear. Mi articulista favorito, mi novelista, el director de cine, la película, el grupo musical. Lo que me gasté el mes pasado y en qué y donde. Es un amor un poco particular. Creo, que ella está únicamente por interés. Porqué realmente no sé qué es lo que más le gustó de mí. Pero sí que sabe todo lo que ME GUSTA. 

¿Cómo pude vivir tantos años sin ti? ¡Mi cuenta de Facebook!

martes, 2 de octubre de 2018

De las vidas que tenemos y de las que no vivimos


Es mentira. No vivimos una única viva. Vivimos millones de vidas diferentes. Somos una única persona en distintos lugares casi al mismo tiempo. Y cada uno de nosotros actúa distinto según el sitio y la compañía.

Cada herida, cada cicatriz, cada experiencia y cada huida nos modifican. Nos cambian, convirtiendo en un imposible seguir viviendo la misma vida. Cada persona, cada mentira, cada paso de valor, cada perdón, cada rencor guardado en lo más hondo al lado de cada beso, cada alegría, cada despertar, cada abrir los ojos, cada amor, cada desamor, cada acierto y cada error.

Vivimos distraídos sin ver cómo nos adaptamos en un marco, encajando donde creemos que nos mimetizamos más según nuestro carácter, a pasar inadvertidos o ser el centro de atención. O quizás, ni eso ni aquello. En una forma indefinida sin aportar demasiado ni molestar lo mismo. En cada lienzo, o momento, somos un yo diferente.

Coexisten tantos yo’s como nos es necesario. Y cada uno, es una vida paralela con el mismo conductor. No actuamos igual, frente a nuestro padre, o a la pareja, o con los amigos, o en el trabajo, con la vecina maciza del tercero. Según si quién tenemos delante nos atrae o no, actúa un yo u otro.  

Luego, están las vidas que jamás viviremos. Como vías muertas por un instante en ese momento tan nimio cómo al final trascendental. Despedazadas en tantos retales que resulta imposible, ni con demasiado tiempo, volver a juntar. Son un eco en la memoria. Una conjetura que siempre bailara en nuestro cerebro a veces un vals, a veces un tango.

Incluso, existen las vidas que ni conocemos. Son vidas que otros, a veces desconocidos, crean con nuestra persona como protagonista. Ya sea por amor o por odio, imaginan un futuro en el que representamos su máximo. Una quimera. Donde cruzamos el  mar con ellos o morimos en un callejón oscuro. Aventuras vividas en presente inverosímil.

Y des de este papel digital, únicamente puedo alegar: padezco una profunda nostalgia de mí.