sábado, 11 de agosto de 2007

Apestan.

La mofeta, más pudorosa de todo el bosque quería una novia. Pero la hembra que le gustaba estaba ya emparejada, por esa razón, la tomo contra toda la comunidad. A parte de robarles los alimentos, vacilar con todos, tenía un arma más potente que los demás, su pestosa aroma era intratable, y depresiva para quien la olía. Lucho contra todos y contra todo atento hasta al más humilde y desgracio a tantas familias que era incontable. Todo por eso cuerpo prometido.
Dos años hacía de la muerte de su padre y pretendía que todo el pueblo lo honrara, cuando había sido tan malvado y asesino como él. Cuando salió al prado, se encontró casi solo, solo sus primos renegados igual, estaban allí. Tal fue el cabreo que aquello se volvió, en una guerra civil, pero solo por un bando. Cuando la batalla, es la única solución para algunos, es que no tienen métodos mejores para conquistar a sus opositores y si a más, tienen la sin vergüenza y la poca sensatez de disculpar sus actos porque dicen estar coaccionados, por no hacer servir palabras peores y aún más irracionales, como era el caso de la mofeta que apestaba. Cuando eso pasa, dudo yo que se crean a ellos mismos y en su acciones terroristas, y apestan tanto o más que la mofeta

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