jueves, 30 de junio de 2011

¿Y quién es ese señor?














Vemos, en la imagen de arriba que en las manifestaciones en Grecia, la policía ha cargado con dureza contra los manifestantes. Aunque valientes, los civiles, son siempre los que más tienen que perder.

Pero cuando ya casi, no quedan sueños que desvanecerse, ni alternativas para el porvenir y solo, quedan realidades con las que chocar en cada amanecer, no importa tanto, supongo, el sangrado. Porqué el orificio para sangrar, ya lleva tiempo abierto. En Barcelona, también hubo palos para todos aunque ayer el desalojo se hiciera de forma más sosegada, como se observa en la imagen de la derecha. Pero lo que verdaderamente no concibo es, cómo los agentes de seguridad, les cuesta nada, empezar a repartir sin tan solo ponerse en el lugar de los indignados, o es que, ni ellos ni ningún familiar suyo se encuentran en la misma posición, para al menos, comprenderlo.  O puede, que sea (hipótesis todo), que lo hagan, simplemente, porqué son violentos, y un país, con una policía violenta amenaza catástrofe.  Pero en fin, que los indignados, seguiremos indignados y a más, apaleados, la policía cobrará a final de mes y todo seguirá igual. Si no es, que el país cae en bancarota. Luego, dios dirá… ¿Y quién es ese señor?      

lunes, 27 de junio de 2011

La realidad en el espejo.


Tropezar con la persona adecuada, a menudo, es tanta casualidad, cómo encontrar a la muerte. No sabes, ni cuando, ni donde. Incluso a veces, es nunca. Con la muerte, eso no pasa. 
Sus vidas convergieron por azar, en un mismo lugar, en el mismo momento. Allí se conocieron, cuando los dos, a la vez, pidieron al librero, el mismo libro. Y uno, claro está, no puede desobedecer a tanta coincidencia. A partir de ese instante se conocieron más y más, hasta llegar al punto, de dejar de hacerlo. Porqué siempre hay en toda relación, un trance, entre el proceso de conocimiento y la evolución a entenderse. Esa metamorfosis en el noviazgo, crea vínculo o cisma. Y en ellos, fue la conjunción entre el deseo y el apego. Lo único que les separaba era: un marido, dos hijos y catorce años de diferencia. A pesar de eso, por lo demás, todo perfecto. 
Pero en la rutina de una vida casi sin realidad o en una realidad paralela, de repente y por sorpresa, mientras como en tantas ocasiones él había ido a cenar en casa de ella, entretanto el marido, cumplía con su turno nocturno, se les presentó el sustantivo, en el reflejo del espejo de la entrada. Inmenso, de pies a cabeza, que había puesto para verse siempre antes de irse. Ella, al despedirse, igual que siempre, por amor, besándose apasionadamente, vio plasmado en el cristal, lo que sus ojos no percibían. Esa diferencia entre los cuerpos que su mente ignoraba y que a él, no importaba. Tanto le peso ese sorbo de objetividad, que se atragantó y allí, por saber que ya no podría quererlo, murió. En sus brazos. En su casa. Que no era la de él.           

miércoles, 22 de junio de 2011

¿Héroe o mártir?

El misil de los rebeldes.
Hassan Ammar.
 Rebeldes libios lanza un misil Grad en el frente oeste de Misrata sobre posiciones de leales a Gadafi.

La imagen es espectacular. Magnifica. El resplandor que desprende el misil, fuego, en este anochecer o amanecer en la playa, en vuelve el echo mismo, casi dejándolo a un lado. En esta arena fina, sin sombrillas, ni toallas, ni gente tomando el sol, ni jugando a las palas y sin agua. Solo, estos tres individuos, con este camión; arma mortal a su vez, lanzando un rayo de luz que únicamente lleva consigo sombra, muerte, desgracia. Uno, más alejado del resto aunque más cerca del proyectil, mira la trayectoria, otro, se tapa los oídos y el tercero lo graba. Para tener un recuerdo, supongo, de este ataque. Y lo recordará cómo esa noche, en la que se subieron al camión, lo trajeron a la playa y desde allí dispararon un mísil, a los malos, convirtiéndose en héroes. Los malos, que para si, son los buenos, no lo olvidemos, recordarán que una noche, mientras cenaban apaciblemente en su comedor, una explosión lo envolvió todo y cubrió en los que sobrevivirán, el resto de su vida, con un manto de tristeza y odio, convirtiéndoles en mártires de su causa y con una extraña sensación difícil de saciar y, de un solo modo: vendetta. En el momento en que la venganza se haya ejecutado y los papeles, se hayan intercambiado de nuevo: ¿Quién será el héroe y quién el mártir? De esta guerra, como todas, sinfín.   

lunes, 20 de junio de 2011

Las esencias más pequeñas.

G. VANDEN WIJNGAERT 

Se distanciaron como si él fuera la estación y ella el tren, que acaba de partir. Eléctrico o de carbón, qué más da si no sabían el porqué.  Se desunían bajo el mismo techo, en la misma cama y en silencio, en ese maldito silencio que todo lo entierra, incluso el hacha de guerra. Se desunían como se desune el nudo de los zapatos, siempre, en los días de lluvia si no está fuertemente atado, pues si es así, se endurece como si se consolidase, a veces, si tardas demasiado en querer desatarlo, tienes, que tirar el cordón o el zapato y con él, su pareja. Y ellos, eran como un par de zapatos, que uno, sin el otro, es, o parece inútil. Quizás él de deporte y ella con tacón y lentejuelas, pero andaban mejor juntos que por separado. Y sin saber por qué, igual que a veces se va la luz y viene la oscuridad envolviéndolo todo. Ese gris sombrío, subyugó la relación hasta el extremo del mutismo imperioso. Y con él se fue, la ilusión, el amor y la gama de colores que tiene la felicidad. Solo les quedo, muy adentro, una pizca de querer, ceniza, que no llegaba a brasa.
En esa oscuridad de una noche de tormenta, en la que la luz se marcha para incordiar o no, y llegan las prisas para encontrar esas velas, que nadie recuerda donde se guardaron la ultima vez, ellos, sin saberlo, a oscuras, tomaron la misma decisión en el mutismo que estaban sumisos y uno desde la cocina y otro desde el comedor, tropezaron, en la habitación de los desordenes qué paso a ser la de el desenfreno. Y allí, a oscuras, entre el álbum de fotos viejo,  los libros de la universidad, la velas apagadas, el polvo, la ropa de invierno o la de verano, el cuadro ese tan feo que les regalaron en alguna ocasión, todo lo pasado y guardado, a modo que se guardan los recuerdos en la memoria, muchas veces sin conocer el porqué ni el cómo, se reencontraron, descubriéndose, con todo, lo que ello conlleva. ¿Para siempre? Admito no saberlo.
Y os preguntareis, que tiene que ver eso con la imagen.
Si somos, a menudo, las personas, tan idiotas para que nos pase esto. ¿Cómo intentar cambiar el mundo? Lo único que os puedo decir es: empezando por las esencias más pequeñas. 

viernes, 17 de junio de 2011

il y avait un Jardin-George Moustaki



                 Había. Había. Había y no hay. Ya nunca, podremos volver a ese jardín. Por esa razón, creo, debemos intentar dejar la nostalgia de un “cualquier tiempo pasado fue mejor” y encaminar, nuestras quimeras, para un futuro distinto y preferible.

miércoles, 15 de junio de 2011

¿Curiosidad o espectáculo?


Pendientes del rescate

SAYYID AZIM 



¿Qué observan esa gente? Parecen esos que no quieren pagar entrada en el estadio, y llaman al primo ese que su balcón da al césped. Y desde allí, pasan los noventa minutos sufriendo como el que más. Teniendo la posibilidad, de si en alguna jugada les ha quedado duda, poder entrar al comedor a ver por la tele la repetición. Se aglomeran, todos ellos, para disfrutar del espectáculo.

“Centenares de personas se agolpan en los edificios colindantes al inmueble de seis pisos en construcción que se ha venido abajo en Nairobi (Kenia) para seguir el rescate de las 14 personas que siguen desaparecidas sean rescatadas. En la caída del edificio al menos dos personas han muerto y seis han resultado heridas.”

El bloque de seis pisos que se ha venido abajo, debe ser, pared con pared, con este que parece en primer termino también en construcción, aún. Aunque si nos fijamos en el de detrás, podemos  decir que tampoco está del todo acabado. Pero sí, al menos, habitado.  Desconozco cuando se pude afirmar que un edificio esta finalizado. Porqué si fuera según las normativas de seguridad, una mayoría, y ya no solo en el tercer mundo,  les faltaría un buen sinfín de horas de trabajo.

Lo curioso de la imagen es, que a mí, al menos, al primer vistazo, lo que me ha sugerido era la grada, de la recta principal, de un gran premio de F1. Hasta que no he atinado con el color de piel de la masa, eso me parecía. Tanta afición solo la crea el deporte o Shakira (en mí mundo). Dudo, si todos deben vivir en esos pisos. Pues las terrazas está aglutinadas y los interiores no parecen ser, mucho más espaciosos. Lo que no comprendo es: si la tragedia, está allí, justo al lado, qué hacen todos, no ayudando e intentando salvar alguna vida más. Sorprendente. Como sorprendente es, que sabiendo que un edificio tan bien hecho como el que estas tú, se ha venido abajo te atrevas, a subirlo tan acompañado, para observar mejor. Y que decir del fotógrafo, que clava su objetivo en la afición en vez de en el partido. Sin saber, si es posible, que todos ellos disfrutan del espectáculo o es, solo, curiosidad.    

martes, 14 de junio de 2011

¿Justicia o sensatez?

Dura sequía.
FENG ZI 

Por suerte, aunque la crisis es severa, en mi casa, al abrir el grifo, sale agua; al darle a la luz se enciende y en invierno, tenemos calefacción. Digo, por suerte, porqué en mil lugares no es así.
Para tener agua, tienen que recorrer largas distancias, cargados con garrafas, cubos o utensilios capaces de transportar este bien tan preciado. Bajo un sol de justicia (nunca entendí esta frase) y a unas temperaturas extremas. Frecuentemente a pie.
Para ver la luz, lo único que pueden hacer es levantarse cada día con sus penas y ver salir el sol. Cuando la noche cae, la luz del fuego es lo que lo alumbra todo o nada. Es la calefacción y la vida en sociedad. El reposo, el calor, el haber pasado otro día más en este planeta tan severo para unos y tan afable para otros.
Pero hoy, leí la noticia que ha muerto Hughette Clark, una señora de 104 años, heredera de unas de las mayores fortunas de EE. UU. Después de haber pasador los últimos 80 años encerrada (a voluntad propia según cuenta la noticia) en un apartamento en Manhattan. Dejando, aún en batalla, a su abogado, por una herencia muy disputada. No debe hacer falta, que os cuente, que haría yo, con todo ese dinero. ¿Justicia o sensatez?  

miércoles, 8 de junio de 2011

Palabra de honor.



“Una joven de 22 años decidió ponerse el vestido de novia que ya tenía comprado para su boda e intentó suicidarse, tras haber roto con su prometido después de una relación de cinco años. Guo Zhongfan, policía local de Changchun, en la provincia china de Jilin, logró sujetarla cuando ya pendía a una altura de siete pisos. La joven no sufrió ningún tipo de heridas.”

Esto decía el pie de foto. Y no es poco. La chica sigue viva y sin un rasguño. Si os fijáis en la imagen, parece Batman en versión femenina y diurna. De blanco, pura, quería suicidarse ya que casarse no podía, al menos, con el novio, para el qué había elegido ese vestido.  Es verdad que por amor se hacen muchas cosas, pero con esta foto queda claro que por desamor, lo que se puede llegar hacer, supera incluso lo creíble y lo increíble. Cinco años es tiempo, pero una vida por delante lo supera en creces en la balanza de la felicidad. Pero quizás, le dio su palabra, al prometido, que si la dejaba se mataba de novia.
Aunque a mí, lo que realmente me sorprende de la noticia, no es, ni que la chica se quisiera suicidar, ni que lo hiciera vestida de novia, con tacones, maquillada, sin pasar por la peluquería, por amor o desamor (lo desconozco), por una ventana tan pequeña, de un séptimo piso, o con tanta gente mirando, lo que verdaderamente me asombra es que justo en ese momento, porqué supongo, lanzarse al vacío deben ser unos segundos, estuviera allí el sr. Guo Zhongfan policía local, para agarrarla y joderle el plan. Que dudo, fuera, un buen plan. Y la engancha por el brazo derecho mientras por el izquierdo otro señor, la sujeta también, aprisionando los bordes del volante contra la ventana sin dejar al descubierto nada de la chica, pareciendo, unas alas angelicales para esta princesa sin rey con escote, para colmo, palabra de honor. 

lunes, 6 de junio de 2011

Vicios.

Llevaba más de dos horas, sentado en ese rincón de bar, al lado de la puerta de salida,  haciendo creer a los demás o eso me creía, que leía el diario con atención. Cosa que no hacía, por no hacer, no giraba ni pagina. Solo, observaba con curiosidad, a la mujer que mantenía desde hacía el mismo rato que yo, una charla por el móvil, de lo más distendida. Y si mis excentricidades, no fueran a menudo desmesuradas, le hubiera preguntado a la chica, sentada en la barra, tomando un café con leche, si no conversaba con el señor de la otra punta de bar. Pues siempre que él se reía pícaro, ella se sonrojaba escapándosele una sonrisa por debajo de la nariz. Cuando ella hablaba, él, escuchaba y a la inversa.  Y cuando ella dejó la comunicación, él, lo hizo también. Algo extraño.
Primero, pagó y se fue el señor, después, unos minutos más tarde ella hizo lo mismo. Mientras se acercaba a la puerta, me propuse seguirla por descubrir la verdad de toda esta hipótesis, de telenovela de media tarde, pero al pasar me miro y guiño un ojo, señalando al espejo de detrás la barra, llevándose el dedo índice a la boca, en señal de silencio. No me quedo más, por mí conducta voyeur, que seguirla.