martes, 31 de mayo de 2011

De cuero.

Fran McCANN 

Lo reconoció en el hipermercado, comprando pan de molde, queso y agua. Haciendo cola, como todos, con una gorra, que le retenía la media melena para atrás. Lleno de canas, con la piel envejecida pero con la misma mirada de la foto, en que era portada de ese antiguo disco, que tantas tardes de invierno, había sonado en el comedor de casa de sus padres, mientras su madre hacia las tareas del hogar, ella lo deberes y el padre, casi siempre, estaba al llegar.
Las mismas patillas, pero color ceniza. El mismo gesto de hombría, chulesco y vital. El mismo atractivo añejo, rockero, de tipo duro, con el que ella, soñó tantas horas perdidas, en quimeras de niña rebelde, de chica mala, de vida de cuero. Y en ese instante, se subió el pantalón, para que le quedara bien apretujado, mejorándole el culo, se desabrocho un botón de la camisa, para escotarse sus virtudes y se soltó el pelo dispuesta a saltar a la arena. Y saltó. Entablaron una conversación dentro de la tienda de ultramarinos (siempre me asombró que un lugar donde se vendían cosas se pudiese llamarse así, más tarde descubrir, que era algo obvio), que siguió en el coche y finalizo, con sexo, en su piso.
Él, le dio las gracias por hacerle rejuvenecer treinta años durante unas horitas y ella, menos entusiasmada, le agradeció, dejarle borrar de sus sueños por cumplir; el numero uno. Le firmo el disco, y se fue a casa, pues su mujer esperaba la compra. 

lunes, 30 de mayo de 2011

El tren.


Se encontraron, como se tropieza a veces uno, con un golpe en la cabeza. Por casualidad, distracción o destino. Y como pasa con los impactos en la testa, que en seguida sale un chichón, entre ellos, por ese cruce de miradas, en seguida, surgió algo. Algo indefinido aún, pero algo al fin y al cabo, creyó él. Sintiendo la nostalgia, antes de despedidse, sin ni si siquiera conocerse. Sufriendo, en ese mismo instante, el: “no logro olvidarte”. Presintiendo el cometido de conexionar con palabras versos y quizás, besos. Con tiempo y con prisas.  Compartiendo eso: las palabras y las sonrisas; los versos y las prisas, el tiempo y los besos. Todo y nada. Ella, sentada en la estación de tren, él, de viaje de la nada a ningún lugar. Pero igual que dice la canción: “De las grandes ocasiones, alguna hay mejor”  y puede, que la suya fuera esta.

Quizás, por eso, por un instinto tan humano como (por no decir el mismo) el de la supervivencia, él se bajo del tren y se sentó a su lado, sin saber nada, esperándolo todo. Ella, no había sentido lo mismo. Por eso, y para seguir su camino, subió al tren del que él, había bajado.

Fin.       

viernes, 27 de mayo de 2011

El abandono.


Se marcho. Me abandono. Huérfano de amor me quedé. Con la soledad indeseable. Con la cama ancha y los cajones de la derecha vacíos. Sin despertador en su mesilla ni en la mía. Con una lámpara desparejada al igual que yo. Sin desodorante, sin cremas, ni ratos muertos de espera.  Con una lavadora por hacer y un lavaplatos lleno. Sin explicarme como funcionaba esas tecnologías. Con la casa barrida pero sin fregar. Con las ventanas subidas, aunque sin bajar. Con los cristales sucios y mis calzoncillos por plegar. Con el trabajo a medio hacer. Debió ser, por qué allí, no tenía sueldo alguno. Pero así no se deja un hogar. Me abandono, como se abandona a las malas personas, como casi es imposible hacerlo, con uno mismo. Se marcho sin mirar atrás, como atacan los buenos ciclistas. Discutimos antes de su partida, me preguntó, entre sollozos, “¿si de verdad no la quería?” Como podía preguntarme eso, si por ella, yo, lo haría todo, o casi. Nunca entendió mi forma de querer. Tampoco hizo mucho por comprenderla. Pero lo que sí me dijo y nunca olvidaré, “por estar así de estimada prefiero el desdén real y no engañarme más”. Pero lo que desconocía es, que a mí, no me enseñaron otra forma de amar. Y somos, lo que aprendemos. Desde que no está, he logrado abandonarme más, incluso, de lo que lo hizo ella. Todo, en mí vida, son escusas.          

jueves, 26 de mayo de 2011

Hiel.


Delicada piel.
Desgarra mi esencia.

Besos de hiel.
Destrozos de conciencia.

miércoles, 25 de mayo de 2011

De encaje.

 
Muñeca de encaje.
Trapos sucios.
Ajuste hasta en la tristeza.
Y en esas sabanas olientes,
Mentías a gemidos de proeza,
Mis esfuerzos de pudiente.
Sin amor ni placer ni querer.

lunes, 23 de mayo de 2011

El 22 – M, los del 15 – M y otros extraños asuntos españoles.



Ayer, hubo elecciones a buena parte del territorio español. Pero retrocedamos una semana antes. En la puerta del sol, Madrid, se congregaron a través de internet unos cuantos jóvenes y no tan jóvenes. El “Movimiento 15-M” se nombran o se les nombra, lo desconozco. Personas indignadas son y se autodenominan. Como la mayoría de españoles, añadiría, aunque esta masa lo suframos desde nuestros sillones y acomodados, eso sí, dando todo nuestro apoyo. Han pasado acampados una semana en el Km 0. Los números de revolucionarios, han subido y bajado, dependiendo del día, hoy, entre unos 300 y 400 volverán a dormir en esas trincheras del decathlon. Con asambleas discuten, su hoja de ruta, y cuáles son las exigencias que quieren pedir, intentando, dejar las diferencias aisladas.
Volviendo a ayer, a las elecciones, decir que la derecha ha arrasado. Y en Madrid, más. Han ganado en 147 municipios de los 179 de la comunidad. Los manifestantes, justifican, que ha ellos quien gobierne les es indiferente. Algo extraño a mi parecer. Por qué a mí me preocupa que en Valencia Camps y Berberá vuelvan a sacar mayoría absoluta, con toda la corrupción, que como mínimo, por allí ronda.  Pero España es así.




Ya lo decía Machado:
Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.


Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.


Aunque ahora, unos reviven y los que bostezan, es de desgana y desafecto.  

jueves, 19 de mayo de 2011

Llora.

Llora, llora tanto, que no sepas cuanto.
Llora, llora sola, por ti, no por nadie.
Llora, llora dulce o salado, con gusto a pescado. 
Llora, llora por mí,que tiempo hace, que se me olvidado.
Llora, llora llorona,sentimientos expuestos.
Llora, llora niña, niña bonita, besos de cristal.
Llora, llora lluvia, que no llueve eternamente.
Llora. Llora tanto. Llora sola. Llora dulce,
Llora por mí. Llora llorona. Llora niña,
Llora lluvia.
Llora. Llóralo todo.

martes, 17 de mayo de 2011

Retales.



Roto, a trozos. Simples pizcas de detalles.
Migas mías.
Carentes de miradas, frente a frente.
De silencios; eternos.
Marrones, grises, negros.
Exhaustos colores, de destellos.
Siempre a ras de suelo.
Duelo sin consuelo.
Absuelto de alegría, condena
esta vida mía.

Robinson - Enrique Bunbury, New York City, NYC Vivo 2010

lunes, 16 de mayo de 2011

Happy End.

             Estaba tomando una caipiriña tranquilamente en una terraza, cuando de repente se sentó una señorita y empezó a preguntar haber como estaba. Respondí que bien, sospechando que no fuera un programa de esos de cámara oculta, al principio. Del todo, insistió ella, intentado que mí explicación fuera más larga. Yo, correcto, dije: Sí, gracias. Mientras miraba a mi alrededor buscando una cámara escondida o incluso, ya, alguien que buscara a esa mujer, una mafia o algo por el estilo. Tienes buena cara Juan, confirmó. Sin yo rectificarla (pues no me llamo Juan) le di otra vez la gracias y cordialmente, pregunté haber como estaba ella. Me contó que hacia poco se había separado de su marido, con quién ella creía que yo era compañero o amigo, pues lo excusaba mucho y en ningún momento lo culpo del hecho. En todo caso, dejó entre ver que había sido por un desliz suyo, los que sufría a menudo. En ese momento tuve claro, que hasta no sabía cuando, me llamaría Juan. Y así, empezamos hablar y hablar hasta acabar borrachos en su casa, con happy end. Se levantó, me miró, y dijo: Yo sé que no eres Juan, al llegar a casa, no lo olvides tú. Y suspiré aliviado, porqué esa semana, iba mal de pasta y no me había cobrado.       

martes, 10 de mayo de 2011

El cielo o el suelo.

Venzo el desconcierto aunque me baila el comedor.
Sosiego extraño.
Duermo o lo intento, una luz en la retina es
Extraordinario.
Descontrol controlado, control incontrolable ¿Aún vivo?
Cadáver limítrofe, cuerpo confinante, vivo y lindero.
Vivo muriendo y muero viviendo. Caigo y no llego
Quizás, no encuentre el suelo.

Una existencia de peonza, sin parar, ni cordel ni cambio de tercio.
Descontrol controlado, control incontrolable ¿Aún vivo?
Cadáver limítrofe, cuerpo confinante, vivo y lindero.
Vivo muriendo y muero viviendo. Caigo y no llego
Quizás, no encuentre el cielo.
 Cabezazos en la pared y no hay padecer.
Trinchera de sabanas.
Aunque extraño me juzgo yermo.
Inhabitado hasta de soledad.
Aunque extraordinario me pesa el yugo.
Maldita yunta en este yerro.

Extracción de vicio,  degeneración de suplicios,
No soy bueno, no manca el afable,
Postizo polizón en esté navío artificial de mar doble.
De doble moral, de vida adulterada y pusilánime.
En mi organismo no cabe, un alma mayor.
 Mi espíritu siempre ha sido, un mal defensor.
Que me resista el cuerpo lo que le arroja el instinto.
No soltaré el yugo sin echarle orgullo.
Vivo muriendo y muero viviendo. Caigo y no llego
Quizás, no encuentre el cielo ni el suelo. 

lunes, 9 de mayo de 2011

La injusticia de la justicia.

Discutieron. Como se discute a veces, porqué sí; o porqué no. Puede, que lo hicieran,  para reconciliarse de forma más salvaje, menos humana. Durante más tiempo y con más deseo. Pero no fue por eso. Discutieron por achares. A él, siempre le pesaron los celos. Aunque fuera por eso, no dejo de haber reencuentro entre las sabanas, con apetito animal.
Pero como con todo, llegó su final. Ella, satisfecha, se tumbó a descansar en el sofá, él, hambriento, se fue a la cocina a buscar algo para comer. Sin embargo, al encontrar un cuchillo al lado del fogón, como si allí lo hubiera dejado el diablo, para que él lo encontrara, le vino a la mente la mala intención, igual de rápido, que vienen los niños a los padres cuando están asustados. Y esos guantes que sirven para no quemarse al coger la cazuela, le sirvieron a él, para no dejar huellas en el arma del crimen. Con la que dio reposo absoluto a la mujer, ya sanguinolenta, del sofá. Dejó el cuchillo que fue puñal en el mismo sito, colgó el guante donde estaba, se vistió y se fue, como si nunca hubiera estado allí.
La encontró su marido. Tumbada en un sofá teñido de sangre. Pisando un charco viscoso, arrodillándose en el. Y rompió a llorar mientras la besaba y acariciaba y al alzaba sus lamentos y sollozos hasta que un vecino los percibió. Quien en su intención de hacer justicia, llamó a la policía, que detuvo y encarceló a ese esposo asesino, maltratador y perturbado.  Y el amante criminal, quién sabe en qué cama está acostándose ahora bajo la injusticia de la justicia.   

jueves, 5 de mayo de 2011

Mis presentes inexistentes.




“Cuando me fui, aún no había llegado”. ¿Cómo cambiar el pretérito pluscuamperfecto? Cambiando el presente sí, pero no: Sí, porqué cambiaremos el próximo, no; porqué con este, ya no podemos hacer nada. Alteramos este momento en cada mirada. En cada gesto, en cada palabra. En cada zancada. Sin darnos cuenta. Sin poder conocer otro ahora paralelo. “Hubiera tenido que esperarme más en irme.” Imperfecto del subjuntivo: Evocación al fracaso. Quizás, así, hubiese llegado. Y no le estaríamos esperando, todavía. O no. Pero quién sabe, si esperando más, podría haber modificado el presente y este futuro tortuoso; que no vivo. Ahogándome en un pasado eterno. Que es presente y futuro. O solo nosotros podemos cambiar nuestro futuro próximo, sin predominar en el de otros. Depende, como en la mayoría de casos, supongo, del carácter de cada uno y su predisposición a ser influenciable. Pero que extraordinario si pudiéramos saltar, de este presente que existe a todos los otros equidistantes e inexistentes, entrando en el mismo cuerpo en este sinfín de diversidad de vidas. Optando, según el día, el estado de ánimo,  la necesidad de adulterio o fidelidad, por según qué presente. Pudiendo volver siempre al mismo, a la hora de acostarnos, o al levantarnos mejor.
Pero ya sabes nena qué… 
...Has tenido suerte de llegarme a conocer.
        

lunes, 2 de mayo de 2011

Caliente.

Superman, es el único superhéroe que no es terrícola, no por eso, menos americano.  Su archienemigo es Lex Luthor. Siempre.  Hay otros, pero no tan malos. Superman nunca se va a jubilar, por mucho que pasen los años. Las banderas estadounidenses están en cada aventura. Como estaban hoy en todos los reportajes que por TV salían de las celebraciones, en todo EE.UU. por la muerte, de su archivilano, Bin Laden.  Bush, ya en su rancho, jubilado, no ha tenido el prestigio de ser él, el superhéroe americano. Ha sido un hombre negro, algo imposible en el mundo de los cómics, quién se ha apuntado el éxito, poco después de tener que demostrar que sí había nacido en ese país. Donde hoy, la felicidad era igual o mayor, que la tristeza del 11-S. Pero en este caso, seguramente, la rabia no se acabará con este perro muerto. Otros, sentirán la perdida y distorsionarán este sentimiento por más cólera.  Y así, no se va  a ninguna parte (mejor).  Superman es un superhéroe, pero de papel.  La sangre que tiempo hace que se vierte por los dos lados es: caliente.