jueves, 26 de septiembre de 2013

Sin bragas

En el ocaso. Mientras subía las escaleras para llegar a casa me encuentro a la vecina, de pie, en el descansillo, en camisón y cara de circunstancia.

- Buenas noches. Digo.
- Buenas noches. Responde ella.
- ¿Algún problema? Pregunto por cortesía.
- Sí, me he quedado encerrada fuera. Quería sacar la basura al descansillo para cuando llegara mi marido la bajara al container y se me cerró la maldita puerta.
- ¿Quieres esperarlo en mi casa? ¿Sobre a que hora suele llegar?
- Pues sí, la verdad, me haría un favor. Normalmente llega a las 22:30. A veces antes y otras después.
- Venga usted conmigo.

Debo explicar que la vecina tiene 40 i tantos y para mí entender, está muy bien. Tiene ese punto de no sé qué que te pone un poco tonto. Mientras subíamos hacía mi piso,  deseaba que en casa, no sé por qué pues siempre he sido muy fiel, no estuviera mi mujer. Justo antes de dar la primera vuelta en la cerradura se me acercó un poco y susurrando me dijo: -No llevo bragas. Y sonrió. Como me sorprendió y olía a película guarra, intenté no saber muy bien porqué me dijo eso y para aclararme un poco se lo pedí. Respondió que lo decía porque le daba vergüenza y si yo ya lo sabía se le haría más llevadero, a mí, todo lo contrario.
Entramos y mi mujer aún no había llegado. Le dije que se sentara en el sillón y si querría alguna cosa, me pidió, como quien pide un vaso de agua, un cunnilingus. Únicamente pude pensar que eso era una secuencia de peli porno filmada en modo cámara oculta. Eso en la vida real no pasa. La miré, allí, sentada con poca ropa, sola ante el mundo, y le dije: - No tienes tú pinta de muy limpia. Tal fue el cabreo, que agarró la puerta y marchó- como soy un poco sadomasoquista- salí tras suyo para pedirle disculpas y observé como cogía la llave de debajo de su felpudo (el del piso) y entró.

De noche. Antes de dormirme sin explicarle nada a mi mujer ¿Para que´? pienso, que sé que eso no pasa todos los días y seguramente no vuelva a ocurrirme jamás, pero, joder, un cunnilingus de buenas a primeras.

     http://www.youtube.com/watch?v=hLhN__oEHaw

martes, 24 de septiembre de 2013

Pensar

Pienso en no pensar.
Porqué pienso:

Pienso en mutilarme,
Sin embargo, desconozco que me sobra.
Quizás el meñique, quizás una oreja.
Quizás el cerebelo, quizás esa promesa.

Pienso en amputarme,
Sin embargo, no sé que me estorba,
Quizás un brazo, quizás una pierna,
Quizás las alas,  quizás la lengua.

Pienso en segarme,
Sin embargo, ignoro que estrofa,
Quizás el futuro, quizás el pasado,
Quizás el Do alto, quizás el enjambre.

Pienso en no pensar.
En no pensar y pienso.
Pienso, sin querer pensar.
Sin querer pensar;
En lo que pienso.  


miércoles, 18 de septiembre de 2013

Nutrición

Desayunando. La camarera, desconozco como hemos llegado hasta este punto, me cuenta que ayer por la noche hizo el amor con su pareja. No sé que contestarle y en mí una pregunta no para de rondar.
Voy cavilando… ¿Qué postura es la que te gusta más? Aunque, seguramente, está no es la mejor formulación. Quizás, sería: ¿Qué postura te da más gusto? Sin embargo, puede que la postura que le de más gusto no sea la que le gusta o excita más, mientras, ella, sigue explicándome no sé qué y las mesas de alrededor esperan que las sirva. Intento aclararme, si debo, puedo, y creo, que se lo tengo preguntar. Quizás porqué se de cuanta que he perdido un poco de atención, siempre he tenido déficit de atención, ahora se le llama así, cuando era pequeño, mi madre me llamaba despistado, pero crecí y el despiste, por haber hecho buenas migas, no me ha querido abandonar. O por darse cuenta que otros reclaman su presencia me deja allí, con la miel en los labios, con la pregunta deambulando por la boca, tímida de salir, igual que la lengua en los primeros besos de adolescencia.
La verdad es que el sexo me interesa, no tener sexo, si no entenderlo, a menudo hablas de este tema y ya solo creen que es para llevarlo a a cabo, me interesa igual que la soledad y algunos otros sentimientos, no todos, la muerte, y todo esté embrollo de extrañezas que forma nuestra existencia. Sé, que puedo buscar en Google todo, pero la frialdad y la distancia no tiene nada que ver con una buena charla.

Pago y me voy masticando la pregunta que no ha querido o podido salir, si no la digiero de hoy a mañana, tendré que regurgitarla. Por ver, si me ayuda un poco en mi nutrición.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Al atardecer.


Al atardecer. Podría escribir de Madrid 2020; de lo que puedo haber sido y no fue. De la Via per l’independència; de lo que puedo haber no sido y fue o de la mala leche que gastan los ultras por Madrid cuando se topa, a voluntad propia, con algún catalán. Del suicidio ajeno. De las bragas de las mujeres, bragas que deberían llevar las hijas y llevan las madres o al revés ¡Qué curioso! De la cena. Del desayuno igual que siempre. De las quejas de la camarera a mí, por cosas que le hacen el resto de la sociedad y yo, que le puedo o voy hacer. Del deporte que se queda en otra necesidad perdida o de la música que escucho mientras escribo esto, aunque os la podéis imaginar. O del inglés, si es que a eso se le puede llamar inglés, de la alcaldesa de Madrid. Sin embargo, la verdad, es que doy tantas vueltas por qué no sé qué palo tocar.  Quizás de la muerte de Jimmy Fontana y su mundo, este mundo, que como canta, no para por nada ni nadie de girar.  

Al atardecer, espero que la noche se escampe con toda su aroma por todos los rincones, para vivirla a lo opuesto que lo hice años atrás. Aunque haya gente que no se dé cuenta o no quiera hacerlo, puedo jurar que a veces el susto que me dan algunos al girarse es demoledor, no coinciden a mí entender la vestimenta con las arrugas de su rostro, el tiempo pasa sin piedad para ninguno de nosotros. Y en esta ocasión, únicamente tenemos dos caminos a elegir: hacernos viejos o morirnos. Vivimos arrestados por el policía menos benévolo. Vivimos sometidos al conocimiento de que es un tiempo definido. Pero vivimos al fin y al cabo. Estamos vivos. Hasta que no nos demuestren lo contrario. El atardecer se muere. Y este post con él.     

sábado, 7 de septiembre de 2013

viernes, 6 de septiembre de 2013

Un perro como excusa


Al amanecer. Padezco el mal hábito de tener que madrugar. Un hábito del que nunca acabo de acostumbrarme. Salgo de casa cuando el rocío aún es dueño de las cabezas de la mayoría de la vegetación y de la mía. Justo en el momento en qué el día rompe la noche y la luz la oscuridad. En ese momento que casi nada ni nadie se mueve. Sin embargo, cada día, hay una chica que sube la calle con un perro enorme, peludo, de mucha baba, con cara de pocos amigos y con cuerpo de cagar más que una persona adulta. Ella, normalmente viste la parte superior de un chándal y unas mallas (ahora serían leggings) de color negro. Gafas de pasta negras y peinada, como si se hubiera intentado arreglar pero sin acabar de conseguirlo.  Mientras, a su vez, dobla la esquina un chico, con un Chihuahua blanco, pequeño, nervioso e inquieto, igual que el niño que tiene pis y no encuentra un retrete rápido. A menudo sin darse cuenta ellos, nos cruzamos los tres, pero yo no existo en su realidad. Sus miradas se clavan como se clavan las de sus perros, perros que son excusa des de hace mucho tiempo. Y las mismas ganas que tienen los chuchos en empezar un juego que no sabes nunca como acabará es la timidez que en ellos les aleja de ese mismo juego. Y con un tenue -Buen día- dejan morir una oportunidad tras otra un día tras otro. Y yo, me voy pensando, que quizás sea la mejor manera de conseguir que ella al cabo de unos años no le haya querido cambiar, ni él a ella tampoco. Pues a menudo, las particularidades que al principio les hacían tilín (siempre me ha gustado está expresión y nunca he sabido de donde viene) al pasar el tiempo les haga un tostón. Otros días, creo, que él espera (seguramente lo piense yo y no él, ¡eso seguro! Pero quiero decir que quizás él lo piensa, en fin, me estoy liando) que ella le embauca, como la cosa va de perros, a cuatro patas paraa quitarle las penas; como dice la canción. Ella, quizás piense en silencio, por esa extraña educación católica que gracias a dios se va perdiendo, que debe callar por ser él quién cree que tiene que dar el primer paso. Mientras cada amanecer las excusas o los perros únicamente acaba haciendo sus necesidades delante de mi casa, sin que transcurra más nada que un sinfín de contrabandistas sueños mudos entre ellos.


Media mañana. Recuerdo mientras desayuno las vacaciones y doy más significado a esas palabras que unos días atrás escuché en la radio, cuando un profesor de no sé qué universidad explicaba que lo importante del viaje de tus sueños y lo que lo hará maravilloso, sin duda, no es el lugar qué elegir: si no la compañía.