lunes, 21 de abril de 2008

El café y el fútbol.

El pasado sábado, como en muchos, teníamos partido con los chicos. Jugaban ellos por su puesto, yo ya no tengo ni edad, ni mucho menos tipo, según dicen, para correr. Pero la cuestión no es esa. En el descanso del partido por necesidades orinarías me acerqué al bar, a echar lo que mi cuerpo le sobraba en forma liquida. Y al salir, agustito, me cruce con una maquina de café. A media tarde, un cortado, sentado al sol, mirando fútbol, que más se puede pedir si eres hombre, ¿no? Aunque yo hubiera preferido hacer la siesta. Y allí solo, comprando café a preció barato, llegó mi reflexión. Seguramente por las circunstancias, no esta ni muy desarrollada ni es demasiado complicada. Pero es curiosa; creo que el café como lo conocemos la mayoría, en vaso pequeño y caliente, de color negro y con aroma, no en semilla, ni molido, ni mucho menos en planta, es como los futbolistas. Como se comprende este símil... pues de la forma más sencilla. Todos los futbolistas lo que hacen es jugar al fútbol, todos, mejor o peor, pero todos hacen lo mismo. Y en los dos extremos hay quien, gana tanto dinero como para descontarte, y quien incluso tiene que pagar. Con el café pasa igual, tu te tomarás uno en el bar el campo de tu pueblo, y la maquina, tan silenciosa y educada ella, te cobrará 50 céntimos, sirviéndote al instante. En cambió, te sientas en la terraza de cualquier bar, un poco bien situado, dentro de cualquier ciudad, y antes no ha venido el camarero con mal humor a pedirte nota, te ha traído el café y te ha cobrado tres o cuatro veces más te ha cogido sed, para pedir una agua, y eso si no es un bar de esos con nombre jamaicano, que allí el café va a precio de oro. Y en los dos lugares, solo, lo único que haces, es durante treinta segundos, o dos sorbos, tomarte un café. Quizás si será jamaicano o brasileño, tendrá más aroma o regate, más gusto o disparo o solo, nos harán creer que es más bueno que el resto, para que nos cueste mucho más.

1 comentario:

REDUCCION MAMARIA dijo...

jaja debo confesar que al leer el titulo me pense otra cosa.. me has dado una grata sorpresa con tu reflexion... muy bueno!