lunes, 12 de enero de 2009

Basta.

Bombas, bombas… caminos;
De sangre y sin destino,
La barbarie repetitiva,
Saborea las vidas.

Caído, sin vida el mío,
Muerte, sin tregua al tuyo,
Se tiñe de rojo el río.
Tú matas, yo degüello,

La mazmorra del odio,
Delimita las calles,
Solo germinamos regocijo,
A los inmorales.

Los otros los veis distintos,
Aún siendo tan semejantes,
En todos los sentimientos,
Y también en malestares.

La sangre es del cuerpo,
No de la calle,
La vida un tesoro,
Que no debe quitarse.

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