viernes, 29 de abril de 2011

La culpa.




Imaginaros que sabéis, que soy: Ateo, inmoral, inhumano y egoísta. Normalmente tranquilo, aunque me desquicie con facilidad, entonces, me vuelvo un asesino sin corazón y falto de sentimientos.  Imaginaros, sino es demasiado imaginar, que hace más de 10 años que mi esposa desapareció. Me abandonó, conté en aquel momento. Imaginen, pues, de quién es la culpa de esa ausencia. Y aquí, en esta frase, encontraran la palabra clave: “culpa”.  El delito, o pecado, la falta, la infracción o el desliz, el yerro, fallo, o incumplimiento, no existe, si no existe la circunstancia. O nadie la conozca o los que sepan de ella, sean todos iguales. Si el hechor o hechores, carece de conciencia, remordimiento y ética, ¿Qué pasa? Nada. Ni en el momento, ni treinta años después. El mejor ejemplo, que conozco, es España. Millones de familias aún esperan saber algo que aquél: padre, abuelo, tío, primo o conocido, que una maldita noche lo vinieron a buscar diciendo a la madre, mujer o ser querido, que no tenia por qué temer. Y no fueron pocos los desaparecidos, ni los verdugos faltos de escrúpulos. Asesinos con indulto, garantizado por los de su misma calaña.       

3 comentarios:

Malena dijo...

Muchos kilómetros de distancia nos separan, pero tenemos las mismas noches trágicas y poco sentimiento de culpa por parte de los que nosotros sabemos CULPABLES.

Dany dijo...

Las noches tragicas refiere Malena y cuan cierto. Hasta creo que aca con nuestras carencias estamos haciendo algo mas que alla para hacer justicia. Hay gente que no puede caminar junto a los demas como si nada pasara.

Jou McQueen dijo...

Eso mismo es, Malena.

Ojalá pasara aquí, Dany. Es como si todos hubieramos perdido la memoria, algo necessario para poder andar dicen algunos; ellos.

Un saludo, a los dos.