jueves, 22 de marzo de 2012

Desalmado.

Tengo un amigo cura. Es lo que tiene vivir en un pueblo pequeño. Hay menos opciones para hacer amigos y más oportunidades de encontrarte con el cura. Y eso, a veces, acaba en tragedia. ¿Cómo explicar sino, que un cura converse a menudo con un ateo o viceversa?  
Solemos tomar el café juntos, discutiendo de religión, de política, de fútbol, de lo que normalmente haban los hombres, menos de sexo (es un inexperto). Y la única vez en que hemos charlado de este último tema, casi acabamos peleados, a puñetazo limpio. Todo empezó, porqué le pregunte a ver si podían, los curas, masturbarse o también, como casi todo lo bueno, era pecado (a sabiendas de la respuesta). En verdad, quería descubrir si realmente él era sincero conmigo. Contestó que no estaba bien hacerlo (¡Qué ambiguo! pensé). Su respuesta me llevo a preguntarle si eso, significaba, que él no lo hacía. Para seguir indagando, más que nada. Se sonrojó y aclaró que sí, que desde joven, para desfogarse se masturbaba. Luego, seguro, reflexioné yo, dos ave Marías, tres padres nuestros y tan feliz. De golpe, vino a mi mente el montón de años en que él, se la había estado meneando sin conocer cuerpo de mujer, únicamente imaginando, mirando películas, en Internet o yo no sé donde más ya se puede encontrar porno (casi en todas partes). Igual que una escalera lleva a otra altura mis preguntas iban subiendo de tono. Pero es que la curiosidad me mata. Tuve que preguntarle, si más o menos, sabía con cuantas mujeres se había excitado (solo), y si todas, frecuentaban su parroquia. Por suerte mi señora nunca va a misa. No quiso contestarme, sin embargo, lo hice yo mismo: muchas, ¡seguro! ¿Quién lo habría pensado, mientras daba misa?  La pregunta me transportó a recapacitar si habría alguna mujer que se hubiera masturbado pensando en mí y qué excitante sería descubrirlo. Mientras, él, con cara ya de pocos amigos me soltó un moco, gritándome: “¡Desalmado!” me molesto tanto que no puede más que decirle, con toda mi mala intención; ”Transgresor”. Y fue, en ese justo momento, cuando no supimos si pegarnos o echarnos a reír. Unidos por todo aquello que nos separaba.

2 comentarios:

Gala dijo...

Si es que ya se sabe... "con la iglesia hemos topao"
Reconozco que me he reido imaginando la situación, las caras del cura párroco, a tus preguntas directitas y sin pestañeo...

Pobre hombre, como le maltratas tanto?
Menos mal que sois amigos... otro te parte la cara, aunque solo sea para cerrarte la boca y no ponerse en evidencia ante la evidencia de cubrir como cualquier mortal las necesidades fisiológicas de la propia naturaleza humana.

Divertida entrada.

Besitos mediterráneos.

Jou McQueen dijo...

Gala: Dios no quiera que ninguno de ellos te lea esto de las "necesidades fisiológicas". Me alegra que te gustara.

Un saludo.