A media cena, mi mujer me comentó que había un hombre en su trabajo por el cual sentía atracción sexual. Por supuesto, no se refería a mí. Yo sin más preocupación que complacerla le dije que por mi parte no había ningún problema para qué se acostara con él. Primero se enfado y luego, encima, me acusó de haberle sido infiel. Únicamente por no sentir celos. Me pregunto, ahora, ¿Qué hubiera pasado si de buenas a primeras se lo prohíbo? Seguramente es lo que quería, así, poder decirme: Tú, a mí, no eres quien para prohibirme nada, ahora por mis cojones lo voy a hacer. O no.
5 comentarios:
mujeres! jajajaja
Quien entiende estos laberintos? jjajja
Necesitaba "pimienta" y usted con su temple le dio un kilo y medio de culpa. Como dice quimeras: mujeres!
Las prohibiciones no son buenas.. al menos no de ee tipo.
Cuanto más pretendas prohibir algo mas es el ansia por poderlo realizar... nos gusta la cosa de saltarnos las reglas, somos así..
Estoy de vuelta... menos mal.. aunque no sé por cuanto tiempo.
De momento, te mando besos mediterráneos, que son más bonitos.
Quimeras: Mujeres... eso!
Un saludo.
Dany: Yo, sin duda, no.
Un saludo.
Agustín: Me alegra reencontrarlo por acá. Le visto a menudo, pero en silencio. Usted, siempre tan veraz. Pimienta nos dan continuamente ellas.
Un saludo.
Gala: así es, bienvenida de nuevo. me alegra tenerte por aquí.
Un saludo.
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