Lunes. La verdad es que no odio más los lunes que los sábados; Me cuesta lo mismo levantarme. (Por favor, que información tan poco relevante. Pero es lo que escribo más a menudo, cosas casi nada relevantes) Si el trabajo me lo
permite y la luz del sol aún no se ha declinado lo suficiente para no alumbrar algún
camino de bosque, me pierdo dejando la alambrada del cemento atrás, para
evadirme aún no sé muy bien de qué, aunque, en cada caminata procuro descubrirlo. Solo.
Sin música, ni compañía. Oyendo mis pasos.
En fin. Que ayer anduve por el bosque, entre caminos y
caminitos, entre sombras y claros, entre el pensamiento y la ausencia de él. Hasta
que en un recóndito lugar, un par de coches aparcados en batería, curioso
llegar hasta allí en coche y más aún aparcar de esta forma, levantaron mis sospechas
y todas mis curiosidades. Me senté como un buen vouyer que soy y empecé a
observar. No hacían nada la verdad, únicamente hablaban igual que se habla a
los quince años con ese primer amor de verano ¿Por qué el primer amor casi
siempre es en verano, verdad? ¿Debe ser por el calor? ¿O es una farsa? Mi hipótesis
es que los dos estaban casados, tenían una cierta edad y gracias a un brisa
suave que me venia de ellos hacía a mí pude escuchar, que ella decía que lo hacía por
necesidad. No sé muy bien en que lugar deja eso al hombre presente ¿Objeto?
¿Dildo humano? ¿Servicio? Pero no le importaba demasiado, se le notaba en la
mirada que no veía pero imaginaba y seguro que le daba lo mismo. -¿Por qué?- Preguntó él.
-Llevo 20 años casada y siendo fiel, con pena, mucha pena. Mi marido tiene un
micro pene- “Coño” dije yo, tapándome la boca en seguida esperando que no me
hubieran oído. -¿Y eso que es?- Preguntó él. –Su polla en erección es como la
tuya blanda o menos- Eso significaba que ya se la había visto, no era la
primera vez ¿Y ahora hablaban de eso? Pensé. Es probable que anteriormente, con la euforia
no les habría dado tiempo. -¡Quiero verla! Le exigió ella. Y el se desabrochó
el pantalón y lo dejó caer. Ella le empezó hacer un trabajo con la boca y yo, aproveche para pasar y decir: ¡Buenas tardes! Él contestó, ella no.
Martes. Saldré andar. A veces la necesidad es consecuencia de algunos hechos. Pero
siempre con educación: Con la boca llena no se habla.
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