lunes, 13 de octubre de 2025

¿Hay pena buena?

Se termina el viaje como se acaban los descuentos:

justo cuando habías aprendido el mapa, a ubicarte,

cambian las señales. Y te pierdes.


Se aleja un amor —servicio no reembolsable—

y la casa recupera su seriedad de catálogo:

la taza vuelve a ser taza y no confidencia,

el sofá, ese funcionario del descanso,

cita previa con el silencio y no el abrazo.


La felicidad, tan bien educada,

suele irse sin ruido y sin portazo.

Recoge sus cosas, deja las llaves

y firma en una servilleta: “no volveré, gracias”.


¿Hay pena buena?

La literatura insiste e instruye.

Tal vez sea esa pena que no hace ruido

y, por no molestar, trae galletas de chocolate.

La que no pregunta “¿por qué?”

sino “¿dónde archivamos esto?”

o "¿en qué lugar?".


Yo me despido tarde, lo admito:

¡Nunca a la hora apropiada!

cuando ya han retirado las mesas

y aún digo “una última ronda”.

El corazón, tan pésimo con los horarios,

llega cuando cierran el bar.


¿Importa más lo vivido

o lo que sentimos cuando termina?

Ese es el gran dilema.

Lo vivido presenta facturas;

lo que sentimos, informes con metáforas.

Ambos mienten un poco,

pero uno te cobra y el otro te cita a la cena.


Vivir es convivir con nosotros mismos y el departamento de devoluciones:

gozas la entrada del concierto y el concierto

pero al fin, siempre, te quedas sin música,

aunque de camino a casa

tarareas, como si supieras de qué iba la canción.

Melancólico.


Si hay pena buena, será ésta:

la que no confunde dignidad con drama,

la que admite que fuimos aproximadamente felices,

que no estuvo mal para ser lunes o miércoles,

y que la memoria es publicista,

y lo mejora todo en postproducción.


Se termina un viaje como el anterior

y el mundo, tan práctico,

dobla su geografía y cabe en un cajón.

Se aleja un amor

y la ciudad, con su ironía habitual,

apaga semáforos viejos

para que crucemos sin mirar atrás.


Seguimos adelante:

pues la vida carece de explicaciones,

aunque a vueltas, y por sorpresa, suele dejar propina.