miércoles, 7 de marzo de 2007

Ai ai ai los Chinos.


Parecemos sordos,
Quizás por eso, hay tantos gordos,
En el mundo hay hambre,
Pero el egoísmo es el guía,
Del hombre, lloroso
Sin querer dejar de ser hermoso,
Que importa la sequía,
Sino fuera porque así y aquí,
No hay quien haga esquí.
Si tenemos vino y sangría,
Para qué queremos agua,
Más campos de golf habría,
No va a faltar ahora,
Siendo tan antigua,

Si pasa, mato a la gorda,
Solo hace que beber con hervor,
Para perder ese flotador,
Nívea y la piel tierna,
Eso nos venden, en la sobremesa,
No tener una sola cana,
Y ser abuela aún con; compresa,
Al mundo se le desmorona el alma,
Se la rompemos en pedazos,
Pero los chinos aun tienen,
Que aprender a no tirar gargajos,
Y niños cada minuto mueren,
Que son hijos, primos o hermanos,
Pero no son los nuestros,
Solo por eso, no nos acojonamos,
Pero si los vuestros,
No tendrán donde vivir su vida,
Porqué la tierra estará podrida.

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