lunes, 11 de agosto de 2008
Escrito de débito. (En vuelo)
El aire acondicionado me reseca la garganta. Y aquí, en el avión, no me dan opción de bajar la ventanilla para que entre el aire. Yo que creía que el aire era de las pocas cosas que no se podían roba. Pero me equivocaba, como al pensar que tampoco pueden robar la libertad. En mi viaje que ahora finaliza, he descubierto la fragilidad de la felicidad.
El problema de las adicciones es, que te devoran por fuera y por dentro. Y si hace falta valor para desintoxicar a una sola persona, imaginad a una sociedad. En Guatemala, el adulterio egoísta económico, ha sido realmente sexual, de fuera hacía dentro y de dentro hacía a fuera. Claro está, la riqueza es una amante demasiado preciada, frente el amor a la avaricia. Hoy es uno y mañana serán dos, quetzales o ladrones que más da, si se multiplican a velocidades similares.
Es curiosa la fe que se extiende como una plaga, pongamos por ejemplo la gripe, por todo el país. No sé que ha hecho más mal, de esos dos regalos con sello Español. Mezclan la tradición y la imposición. De un Dios cristiano, que debe estar mejor en el cielo eterno, o de Dioses Mayas como Maximon, que prefieren saborear un buen tabaco que resolver solo una cosa; la necesidad. Y como dice el poeta; todo está por hacer y todo es posible. Trabajo no les falta y por desgracia el estado no les ayuda. Pero ¿Por qué no dejan la senda de la fe por cuando hayan muerto? Y aprovechan ese tiempo que pierden en tantas oraciones. Si para la mayoría de pecadores, ya es tarde para ellos. La eternidad yo la agradecería en vida, ¿cómo vivirla muerto? Me parece más sencillo entender, que una pareja del mismo sexo, quieran contraer matrimonio. Y es que morir no es viajar, porqué para viajar hace falta distancia y tiempo. Por desgracia no encuentro en ese acto ninguna de las dos. Vida eterna o muerte eterna. Al hacer una barra de pan, por ser más cristianos, está por estrenar como la vida antes de nacer. A medida que la vas comiendo se va gastando y al acabarla lo que queda es nada, pequeños recuerdos encima de la mesa en forma de migas. Nada, que ellos la llaman vida eterna. Es tan extraño como apostar por el emigrante y rechazar el inmigrante. Pero si sus monólogos con cualquier Dios les sanan las penas, mejor para ellos. Y si mis teorías son erronas mejor para mí. Creo no haber sido malo.
Viajamos a 11.000 metros, a una velocidad de 700 KM/H según nos ha dicho el piloto, ellos se auto dicen capitán. No tengo a quién rezar con certeza, pero si quien desea que no me pase nada. Eso me tranquiliza y me hace más feliz que cualquier oración. La fe al igual que si tuviéramos un accidente, no salvara ni a los creyentes del avión, ni los del pueblo guatemalteco de la corrupción, que en forma de metástasis esta incrustada en tantos lugares, seguramente el trabajo, la honradez y el espíritu de avanzar, lo conseguirían. Aunque claro está que no tienen por eso, dejar de creer.
Con esto no quiero criticar ni el país, ni sus habitantes tan amables, agradables y agradecidos como bonito el lugar. Lo recomiendo o todos quien les guste viajar, y si pueden no les dejen de ayudarlos. Gracias personalmente a los guías, tan cercanos y llenos de paciencia. Y a todos, por habernos tratado lo mejor posible. Deseo que encuentren un camino hacia la libertad económica y social, y hacia la felicidad de una mayoría.
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