Si no tuvo usted infancia, oposite para registrador en vez de ejercer como padre. Le dije con todo el respeto, al castigarme por haber llegado tarde reiteradamente. Y no sé qué le dolió más si las palabras o los respetos. Pero con los ojos cristalinos de algo semejante a las lágrimas, me dijo que me fuera a mi habitación y no bajara hasta haber recapacitado. De pequeño, siempre creí que mi padre no había tenido infancia. Y sin saber porque, ahora que siento mi mujer chillar en la sala de partos, revivo ese momento. Mi hijo asoma su cabeza al mundo y yo, recuerdo a mi padre.
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