miércoles, 26 de septiembre de 2012

Digestión

Analia Bruno
Miércoles. Podría escribir de las manifestaciones da ayer en el congreso, las cargas policiales, las declaraciones del gobierno de hoy –tan acertadas como siempre-. El avance de las próximas elecciones en Cataluña. El auge del movimiento independentista, la perfecta actuación del presidente Mas escena tras escena, el absentismo de Rajoy, los tropiezos del rey en todos sus vertientes, la incertidumbre o, el perfecto marketing para arrastrar el pensamiento de la masa en que la segregación de Cataluña nos traería un futuro mejor. Olvidado, quizás, el presente.
Miércoles al mediodía. Cada vez que intento concentrarme en alguna tarea, mi pensamiento se va de un tema a otro sin intervalo. Sin resolver las dudas ni lo necesario - navego por el no saber- Pregunto a mi compañera qué puedo hacer y me aconseja, practicar un poco de deporte. No se que tendrá que ver la sabiduría con la actividad física. Sin embargo, le hago caso y salgo a correr. No hace calor y el día esta nublado, pero a causa de llevar el chubasquero empiezo a sudar en abundancia. Me cruzo con un hombre que pasea un perro de color marrón oscuro que no va atado y me ladra, le grito que se calle y el dueño, me aconseja, que no le chille porqué es posible que se ponga más nervioso. Le respondo que a mí, con sus ladridos me ocurre lo mismo, haber que solución le ve. Cada uno, seguimos por nuestro camino. El sudor es cada vez más abundante y la respiración empieza a acelerarse. El dolor de piernas comienza, también, a dominar mis pensamientos. Me vence. La voluntad es sometida a sus sensaciones. Quería alargar el recorrido, pero me parece que hoy, no es un buen día. Me vuelvo a cruzar con el maldito perro y su maldito dueño, no abro la boca, el perro si ladra y su dueño también pero para intentar hacerlo callar, no lo consigue y el único que se comporta de los tres soy yo. Paso de largo y murmuro un -¿más nervioso?- no dicen nada. Al llegar a casa voy directo a la ducha. Me queda menos de medio miércoles para conseguir pasarlo con más o menos ganas. El olor de la comida llega hasta la habitación. No obstante, antes de seguir, intentaré digerir bien.       

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