Mientras tomaba el café de después de comer, en la cafetería
del lado de casa, escuché a un par de amigos que tenían una conversación de lo
más entretenida.
El más delgado y alto le confesaba a su compañero el
problema que tenía para poder acostarse con su mujer después del nacimiento y
posterior cuarentena de su segundo hijo. No sé, se intentaba exculpar, si debe
ser por haber visto durante todo este tiempo tanto porno por Internet, que ahora
cuando voy a follar con mi mujer a media faena, se me pasa la libido y el
aparato se desenchufa. Como si ella no cumpliera con las expectativas o yo,
esperara, no sé, más goce, más gemidos, más desenfreno. En fin, que tengo que
plegar, conectarme y acabar la faena sentado enfrente la pantalla. Y mi mujer
se agarra unos cabreos de tres pares de cojones. El otro amigo lo miraba como
no entendiendo nada. Y en seguida le dijo: Pero si tu mujer estar muy buena. Con
todo el entusiasmo. Mira que a mi me
pasa justo al contrario. Voy todo el día con ganas de pillar la mía por banda y
cuando no tiene trabajo, está cansada y cuando no, ocupada en que sé yo y no hay
manera, en que una noche liquide mi lujuria. ¿Sabes que podríamos hacer? ¿Qué?
Pregunto el otro, medio entusiasmado por pensar que tenía la solución a su
problema de finalización. Un intercambio de pareja. ¡Ah! sí, como si estarán de acuerdo o eso sirviera
para solucionar mí problema. No, pero el mío y el de tu mujer sí, que no es
poco, y a más, la mía seguiría como siempre. Pero el mío no, a mí esto, antes,
no me pasaba ¿Sabes porqué me separé de mi primera mujer? ¡No! Pues porqué
después de estar 2 años viviendo de puta madre con ella y teniendo todo el sexo
que quería, nos casamos, nos fuimos a vivir juntos y al cabo de poco tiempo para qué nos acostáramos me pedía que le hiciera una serie de tareas del hogar, al final
como yo no cumplía con la obligaciones que ella me había mandado y ella
tampoco, me acosté con otra. ¿Y cuando se enteró que le dijiste? ¡Qué me había
cansado de poner el lavaplatos!
En ese momento observé que era hora de volver al trabajo y
me fui pensando, que eso era más económico que ir al sexólogo o al psicólogo.
2 comentarios:
Jajajaja... tú a que cafetería vas?
Desde luego más barato es, pero vaya par!
El uno por tener demasiadas expectativas cuando él es el primero que no cumple, no le ha explicado nadie que lo de las películas es fingido? que ya le vale! luego se extrañan si las mujeres fingen los orgasmos... si no estuviera pensando en ves a saber qué! no se le pondría "blandita"... te aseguro que yo también me cabrearía,!!! que poco tacto!!!
Y el otro, que ya le vale con las ideas de bombero!
Igual si no fuera sólo con esa obsesión, sabría entrarle con menos furor y más delicadeza, tal vez la otra cedería, o en cualquier caso, que se plantee porqué no quiere nunca. (yo me lo miraría)
Jajaja, aun no puedo dejar de reír con el suceso del lavavajillas. No había oído una excusa mejor para esto del divorcio, y es que razones haberlas hailas, como las meigas.
En fin, vaya par, tú seguro te fuiste riendo al trabajo, yo habría estado toda la tarde muerta de risa.
Sabes? me gustó lo de plegar... se te escapó el vocablo eh?. lo castellanizaste, jejeje.
Petonets. :)
Gala: Aún río con tu comentario. De principio a fin. plegar... es culpa de Wert, no hay manera que consiga españolizárme del todo. Pienso volver a esa cafetería, a ver si dan por un par de post más.
Una abraçada.
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