viernes, 11 de enero de 2013

En el camino


El Factbook es un invento curioso. Nos sirve casi a todo el mundo. A los que les gusta exponerse y también a los que nos gusta mirar. Ya veis que me incluyo en el segundo grupo, en el de los vouyers.  Es cómo las revistas de papel cuche pero de la masa. A una parte les gusta colgar sus fotos, sus dudas, sus actividades y todo lo que se les ocurra hacer y  a la otra, mirarlo. Y si todos son como yo, lo miramos sin más que para distraernos. Sí, es verdad, hay actividades o fotos que te interesan más y otras menos, pero en todas pierdes un cierto tiempo, que sin duda, años atrás no hubieras creído posibles poder perder así.  La verdad es que en la mayoría de casos acabas pensando: “que coño me interesa a mí, lo que haga este o esa” pero al día siguiente vuelves a caer en el error de perder un poco de tu tiempo, allí y en nada. También está la cuestión del “agregar a mis amigos” hay a quien le gusta hacerse amigo de todos y quién espera que se lo pidan. En esto no estoy demasiado definido, no dudo en pedirlo en según que ocasión y en cambio, paso de hacerlo en otras. A veces, te llega una solicitud de amistad y tienes de hacer memoria a ver de que te suena ese nombre, si a más eres fatal con los nombres como me pasa a mí, la cagada esta asegurada y lo confirmas, pensando que si ves alguna foto ya te acordarás. Pero claro, las fotos o una mayoría son actuales y de esa niña feúcha que venia a tu clase no queda ni rastro, es una señorita con su regatera ya constituida, una melena al viento y un montón de fotos en las que en todas, para que le quedarán así hubo que haber tirado diez antes. Porqué las cámaras digitales tienen eso, que para acertar en una foto la gente se tira 40 i elige la que más guapos creen que están. Las otras ponen eliminar y van todas a la basura, sin más, como si no fueran reales y solo esa fuera la auténtica y lo demás invenciones de la cámara muy alejadas a su belleza. Y miras las fotos y a menudo lo primero que te recuerda es a su madre o su padre, te vienen a la memoria los progenitores y te das cuenta los años que han pasado, porqué ahora nosotros tenemos la edad que ellos tenían entonces y la genética hace el resto.  Sin embargo vas recordando más y más detalles de ese compañero de colegio o de lo que fuera y en alguna ocasión acabas preguntándote el por qué habrás aceptado la solicitud, seguidamente repasas su muro y confirmas ese pensamiento, pero ya es tarde para echarse atrás y lees cada vez que abres el facebook las chorradas que se le acuden. En otras ocasiones mientras miras las fotos de una antigua compañera, de repente, te sale una con poca ropa, enseñando el culo o buena parte de los pechos en una playa paradisíaca en el quinto coño y te preguntas cundo esa chica perdió esa vergüenza que tan duro te lo puso para tocarle esa madrugada el culo. Y al final, casi siempre, acabas pensando lo tarde que es ahora ya, para intentar aunque sea a través de este apaño social, recuperar algo. Algo, que ya quedó en el camino.      

3 comentarios:

María Sotomayor dijo...

No sé en que grupo incluirme... no me defino mucho en ninguno de los dos, o sí no sé!

Beso, grande siempre.

M.

Gala dijo...

Cuanta razón tienes.
La verdad es que yo no sabría si soy o estoy, si miro o solo ojeo...
Creo que lo tengo y ahí se queda, si un día me da por curiosear me paseo, sin más... pero en verdad creo que es un nudo de cotilleos y no me gusta.
Demasiado tiempo tiene la gente para estar, yo no lo tengo.

Besos mediterráneos.

Jou McQueen dijo...

Seguramente sí María, pero no seré yo quien lo diga... o quizás no. No sé, yo tampoco.

Un saludo.

Gala: yo tampoco no lo tengo, pero es que soy de lo más curiosos...

Un saludo.