Media mañana. Brilla el sol, por fin, parece que el invierno
deja respirar a la primavera. El cielo está azul. Esto empieza a parecer un
anuncio de compresas. Observo a mí alrededor y solo veo la mano del hombre. El
paisaje es de hierro y hormigón, la vegetación es ornamento. No es que siempre
me quiera meter con dios, pero es que le
hemos jodido el jardín, y bien. Esto no hay milagro, ni inundación bíblica que
lo solucione. Somos como una especie de plaga con ansias irrefrenables de
construcción. Des de hace, seguramente, ya demasiado.
Medio día. Al llegar a casa y abrir el televisor observo la
noticia: Un tornado ha arrasado Oklahoma. Únicamente ha quedado un amasijo de hierro,
madera y hormigón. Las personas que salen en las imágenes, revolotean lo arrastrado
igual que las hormigas cuando les tapas el agujero. Buscan su pasado debajo de
los escombros de la devastación. ¿Seguro que todos se merecían la furia de dios
a través de la naturaleza? Me pregunto. ¿Eran todos unos pecadores, o es, únicamente,
un fenómeno meteorológico? Como verduras, al vapor, sin nada de sal, con un
poco de aceite de oliva. Acompañado de un trozo de carne a la plancha. Todo,
echo, en una cocina de hoy, con vitrocerámica, olla de inox y placa de acero
que puedes en la cocina de tu casa, creer que asas la carne a la parrilla pero sin
flama. Supongo, que antes, mucho antes, cuando, como dice la canción, aún era
todo un jardín, no debían comer, aunque sí cocinar, algo muy distinto a esto.
Media tarde. Nada cambia. Vuelven las tormentas de esta
primavera que no quiere acabar de despertar. Los pantanos están todos ya a más
del ochenta por cien de su capacidad. Los bosques están de un verde
espectacular, ni el mejor pintor sería capaz de captar su magnitud, ni el
photoshop ¿y debo creer que lo ha creado alguien con una voluntad parecida a la
nuestra? Permitidme la duda.
Media noche. Se me aparece la virgen (María). Me despierto,
me desvelo. Pienso en ese sinfín de mujeres que hubieran querido poder culpar de
un embarazo no deseado al espíritu santo. Me cuesta dios y ayuda poder volver a
reconciliar el sueño. Mañana tengo que madrugar y no sé a quien culpar.