miércoles, 3 de julio de 2013

Primera cita

Obra de Joan Mateu
Media noche. Me intento dormir con no sé si el deseo, la quimera, el saberse no posible, de querer ser un intelectual y tener como esposa una bailarina flamenca. ¿Por qué? Lo desconozco.  A veces, me hubiera gustado ser un bandolero, otras un guerrillero en la trinchera. Elvis. Barba negra. Conde duque de Olivares. Fausto Coppi. Johnny Depp. Joe Frazier. Para elegir vidas no tengo demasiados complejos. Me gustaría vivirlo todo y, sin embargo, únicamente podemos vivir una vida. Una bailarina flamenca de esas de pelo color azabache, ondulado, con mecedoras caderas y unos pechos no demasiado grandes ni demasiado pequeños. Ojos del mismo color que su pelo y que al bailar pareciera un yegua de paso elegante. Sensual. Carnal. Como si cada movimiento fuera una insinuación de lo que viniera a continuación. Empieza hacer un desmesurado calor para poder dormir a gusto. Quizás, por esto, no consigo empezar un sueño ni sacar de mi cabeza la añoranza de las vacaciones con olor a olivos.

De madrugada. Entrando en la ducha me pregunto para qué se debe tener que ser más valiente: ¿Para dejar que la vida acabé contigo o para acabar tu con ella?  Las perdidas cercanas son como encontrar una habitación vacía. El dolor más fuerte únicamente se puede sentir por amor. El desamor es una réplica en miniatura. Y la sensación de saber que ya nada ni nadie podrá llenarte ese lugar que ha quedado adentro es tan pesada como el hueco de la ausencia. El agua igual que siempre se va por el desagüe sin más intención que esa. Al hacerte mayor, viejo, vas perdido la verdadera libertad, esa, que es, poder gozar de la presencia de todos a quien quieres. Sin echar de menos a nadie. Eso si es libertad. No sé, si soy un valiente o un cagón, pero creo que prefiero que sea la vida quién acabe conmigo.


Media mañana. Voy a desayunar. Le preguntaré a la camarera si es niño o niña y que nombre le va a poner. Cuando me lo diga, contestaré: -¡Qué bonito! Porqué cuando uno elije un nombre para su hijo es, por un par de razones, o porqué le parece bonito o por qué viene (el nombre) de una historia bonita (para él o ella, por su puesto). Es como en una primera cita con una chica, sin lugar a dudas lo primero que debes decirle al verla es: - ¡Qué guapa estás! Porqué, seguro, se ha estado vistiendo y desvistiendo, durante una hora para acabar poniéndose, lo que para ella le sienta mejor y creer que a él también le gustará. Aunque nunca he acabado follando en una primera cita.        

2 comentarios:

Gala dijo...

Siempre me ha gustado esa característica tuya de decir las cosas por su nombre, con tanta claridad que abruma.
Me gusta tu sentido del estar, de mezclar las quimeras con la verdad y poner los pies en el suelo.
Tu sentido de la desorientada orientación de la vida.
Me gusta como escribes, y como cuentas las experiencias que inventas, que sientes o presientes.
Pero sobre todo me gusta tu instinto de supervivencia ante la realidad.

Besos mediterráneos.

Jou McQueen dijo...

Gala: A mi también, y siempre, me a gustado tu claridad en decir las cosas. Tu forma de analizar y entender mis textos, de andar por ellos, y sobre todo, de comentarlos. Y lo dices exacto, procuro sobrevivir en esta realidad, que a menudo, no comprendo.

Un saludo.