Desayunando. Sufro de ceguera por inatención; al igual que la
mayoría de los humanos. Eso me consuela. Sin embargo, cuando lo descubrí estuve
bastante tiempo jodido y preocupado por ese sinfín de instantes que por culpa
de la independencia de mi cerebro me pasan inadvertidos. No es que sea un
obseso de control, pero cuando comprobé que padecía esta clase de ceguera
anduve buscando imágenes perdidas en mi memoria sin demasiada fortuna y
procurando no dejar escapar nada de mi panorámica. Concluí que es imposible,
que mejor perder secuencias que volverme majara. Llegue a ese punto después de
morderme dos veces consecutivas el mismo dedo mientras a la vez que intentaba
ingerir un bocadillo ampliaba mí horizonte con la cabeza levantada y moviendo
los ojos de un lado al otro sin para. Casi me mareo y aún no sé si fue por los
mordiscos o por el ajetreo ocular. Al pensar, me sucede algo similar en el aparato auditivo.
Es, como si cerrara una puerta pequeñita que tengo en la oreja y privara el
sonido entrar en mi mente. Estoy tan abstraído que lo exterior parece un hilo
musical. Vaya a ser lo mismo que me distraigo en cualquier tontería y allí
puedo perder un tiempo indefinido, según la barbaridad de la chorrada.
Comiendo. Hay una japonesa con la cara pintada de blanco en
un pueblo de montaña, comiendo sopa con garbanzos como si hiciera años que
esperara esa comida. De segundo cocido en cantidad industrial. Debe tener unos
cincuenta y tantos años y me pregunto un par de cosas: ¿Qué coño hace una
japonesa con la cara pintada de blanco en un pequeño pueblo de montaña comiendo
cocido? ¿Qué coño he comido yo? ¡Maldita ceguera inatención! De postre se pide
crocantí, ella y otro comensal. La camarera, con toda la mala leche, o juraría
que ha sido así, le da el trozo más gordo al otro, la japonesa si dispusiera de
una catana, la hubiera echo servir.
Cenando. Apago el televisor. Quiero saber lo que como y cómo.
¿Somos lo que comemos?
3 comentarios:
líbrenos Dios, pues aveces uno come cada cosa!
Beso Jou!
Debo admitirlo, me has ganado. Me identifico con tus letras, van tan bien y tan de prisa que no me cuesta brincar de un texto a otro. Interesante.
Un gustazo enorme.
Te leo.
Taun.
Es verdad Quimeras. Sin embargo, en otras ocasiones somos demasiado refinados.
Un saludo.
Taun: El gusto es mío, pues siempre es de buen recibir algún piropo. Me alegra que me leas.
Un saludo.
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