miércoles, 11 de junio de 2014

La propia mierda

Desayunando. Desayuno una vez al día, cada día. A menudo, más por vicio que por necesidad. Es una forma de ir a favor de la vida. Es que no soy de perder el tiempo. Todos los días, en la barra, hay el mismo hombre sentado. Todas las mañanas, al llegar, ya está y cuando me voy, sigue allí. Cómo quién no tiene nada que hacer, acompañado por un café ya tomado y, guiado, por una mirada perdida. Como si sus pensamientos navegaran a la deriva, en la infinita confusión de un cerebro traidor. Seguramente, no soy muy de perder el tiempo por que creo en la nada. En la nada, como forma de existencia o inexistencia. Creo, realmente, que nuestro tiempo es limitado, nunca eterno. Creo que la vida es lo más preciado, sin ella, nunca tendríamos tiempo. Y por eso, temo a la muerte. Aunque crea que es tan natural como la vida. Quizás, ese señor sea católico, evangelista, musulmán o de cualquier otra religión que crean en una perpetuidad celeste, algo, para mí, incomprensible. Y ante tal oportunidad, espera, con esa calma, paciencia y seguridad. Soy conciente que para muchos mi forma de gastar mi tiempo, es, para ellos, perderlo. Pero, joder, por eso mi tiempo es mío. Igual que el señor e la barra, hay millones de personas que pasan por la vida, únicamente haciendo eso, pasar. Deambulan allá por donde va. Como si les sobrara tanto tiempo que no supieran que hacer con él. Y no es que no tengan con quien compartirlo, si no, que sus acompañantes, casi siempre, son igual que ellos. Atrapados en la desdicha del no saber disfrutar del poco y miserable (para mí) tiempo que poseemos. Personas, que nunca han gozado de meterse en el asiento trasero de un coche. Del amanecer al mar o el atardecer en la montaña o a la inversa. De la oscuridad de la noche o la luz del día. Del viento, del sol, de la lluvia o la nieve. De esconderse debajo las sabanas. De un verso o una canción, un párrafo o un capitulo. De desnudar o desvestir. De una sonrisa o un risa. De una lagrima, una caricia, un beso o un anhelo. Personas, que nada les alegra. Nada. Son encefalogramas planos.  Personas tan distintas a mí y a la vez, tan iguales.

Comiendo. Hay un periodista en la tele que narra un genocidio como quién narra el crecimiento de la hierba del prado. Seguidamente, hay un montón de periodista en la rueda de prensa  del gobierno, que preguntan con tanto sosiego, que pienso que las medidas que acaban de tomar no van con ellos. Parece, que todo les va estupendamente.

Cenando. Vuelvo a comer pescado. Supongo será de piscifactoría. Aunque con la mierda que echamos al mar ya no sé que es peor.  Y en verano, deseamos bañarnos en él.


¿Nos bañamos en nuestra propia mierda?

1 comentario:

Anónimo dijo...

I'm no longer positive where you are getting your info, but
great topic. I needs to spend a while finding out more or working
out more. Thanks for magnificent info I used to
be on the lookout for this information for my mission.

Here is my blog post ... Jurassic Park Builder cheat