Qué guerra
esta, que no sabemos con quién luchar. Un paso. Algo tan simple como un paso
tras otro. En el exterior. Y eso no es lo peor. La muerte. Ella lo oscurece todo. Cerramos
todas las puertas con nosotros adentro esperando que no nos hallé en nuestro
escondite feroz.
Qué guerra
esta. Que no sabemos para quién luchar. Perdiendo en cada batalla con lo
invisible. Y basta, con qué nos entre hasta
las entrañas para llorar revolución. Caen los que más lucharon. Caen abatidos. Fulminados
por la insuficiencia actual de creernos casi eternos. Ahogados en una soledad
desoladora.
Qué guerra
esta, que únicamente podemos esperar. Y acompañar a todas esas personas
cargadas de humanidad que arriesgan sus vidas para salvar las de otros. Imposible
detener los malvados caballos que galopan sin atender a la ruina que dejan a su
paso. Y mueren los héroes atendidos por soldados repletos de coraje que los
esperan a puerta gayola.
Qué guerra
esta, que te llena de soledad. En confinamiento. Aunque acompañado echas de
menos aquellos que a pesar de todo lo que a veces nos pasó, compartías senda y presente.
Y en la tristeza, tenemos la certeza, de que, en soledad, la muerte va elegir a
quién ella le de la gana sin sufrir.
Qué guerra esta.
Que ni avanzar nos deja. Cierto que el futuro se nos ha desdibujado, difuminado
a negro y el romance a un mañana mejor parece desvanecerse sin ramo, ni
canción, sin velas, ni cenita para dos. Y se aleja de nosotros tanto, que en el
horizonte parece desaparecer. Parecemos caminar desalmados.
Qué guerra
esta. Que nos ha tocado vivir. Porque este es nuestro presente. Ni el de los
que nos dejan ni tampoco el de los que vendrá. Así que, abriremos las ventanas
y nos sentiremos vivos. Aunque salgamos heridos debemos encontrar nuestro
camino. Para seguir en pie. Y conseguir mejor destino.
Qué guerra
esta. Que no entraba en ningún plan.
Qué guerra está, que no tenemos a quién culpar.
Qué guerra está, que no tenemos a quién culpar.