domingo, 8 de julio de 2007


Empacho.

Desde pequeño he tenido devoción por empacharme, de todo lo que me gustaba, lo primero que recuerdo fue una tarde noche, llena de deportes, en Barcelona, i sobre todo llena de cacaolat, quizás demasiados, seguro. Los saque todos, vía oral. Nunca más he tomado tantos, bebo pero con moderación. Más tarde ya de mayor fue una pancreitis derivada de unos tres quilos de castañas, las que me pusieron en alerta, ante tal comida. Y más despropósitos que no quiero recordar. Pero hay, quien no se empacha de comidas, ni de bebidas, sino de la persona con quien comparte almohada, les dejan tan llenos de malas vivencias, que no son capaces de digerirlo. Es normal que después por vía oral les manden a hacer sexo anal.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Botifarres, espatlles de xai, mejillas de cerdu, entrecots, patates, ous o pebrots; macarrons, pizzes, tagliatenni granditalia; albergínies farcides, plàtans o mandarines; de tot m'he atracat, mai res se m'ha resistit. Estómac dèbil. Però reconec que ningú pot engullir amb tan poc temps tantes coses com tu, o en Paco, no en Paco Pil, sinó en Paco J., ell fins i tot més que tu... ¿o no? No voldria que això fos una provocació, res més impressionant que una competició a bunyols de crema un divendres de quaresme qualsevol després de bona carn de porc per dinar. Disculpin els catòlics, a aquesta família de pobres pecadors. alf