lunes, 6 de julio de 2009
Mosca cojonera.
Ayer noche. Cuando iba a dormir, al entrar en mi habitación, mantuve un combate a muerte con una mosca. Gané yo. La dejé allí muerta, pisoteada. Y me reconcilié con el sueño una vez más. Pero durante toda esa larga noche, otra mosca, quizás algún familiar dolido, me estuvo volando al lado oreja, con lo que ello conlleva. Abrir la luz en varias ocasiones, para enfrentarnos cara a cara, pero desaparecía. Y al llegar el amanecer, al sonar el despertador, se fue por donde había venido, es decir; quién sabe. Le pregunté a mi mujer si a ellas le había estado molestando, y contestó que no. Una pesadilla. Espero que esta noche no regrese.
Con algunos políticos de este país, tengo un sentimiento similar, pero más mal humorado.
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