lunes, 27 de junio de 2011

La realidad en el espejo.


Tropezar con la persona adecuada, a menudo, es tanta casualidad, cómo encontrar a la muerte. No sabes, ni cuando, ni donde. Incluso a veces, es nunca. Con la muerte, eso no pasa. 
Sus vidas convergieron por azar, en un mismo lugar, en el mismo momento. Allí se conocieron, cuando los dos, a la vez, pidieron al librero, el mismo libro. Y uno, claro está, no puede desobedecer a tanta coincidencia. A partir de ese instante se conocieron más y más, hasta llegar al punto, de dejar de hacerlo. Porqué siempre hay en toda relación, un trance, entre el proceso de conocimiento y la evolución a entenderse. Esa metamorfosis en el noviazgo, crea vínculo o cisma. Y en ellos, fue la conjunción entre el deseo y el apego. Lo único que les separaba era: un marido, dos hijos y catorce años de diferencia. A pesar de eso, por lo demás, todo perfecto. 
Pero en la rutina de una vida casi sin realidad o en una realidad paralela, de repente y por sorpresa, mientras como en tantas ocasiones él había ido a cenar en casa de ella, entretanto el marido, cumplía con su turno nocturno, se les presentó el sustantivo, en el reflejo del espejo de la entrada. Inmenso, de pies a cabeza, que había puesto para verse siempre antes de irse. Ella, al despedirse, igual que siempre, por amor, besándose apasionadamente, vio plasmado en el cristal, lo que sus ojos no percibían. Esa diferencia entre los cuerpos que su mente ignoraba y que a él, no importaba. Tanto le peso ese sorbo de objetividad, que se atragantó y allí, por saber que ya no podría quererlo, murió. En sus brazos. En su casa. Que no era la de él.           

7 comentarios:

Gala dijo...

Dos veces he tenido que leer el último parrafo, y aun así no estoy segura de entender...
Será que hoy estoy espesa por el viaje que emprendo esta tarde...
Me arriesgaré.
A veces, nos enfrascamos en situaciones que por inconexas, extrañas o simplemente surrealistas nos ciegan.. Es tanta la pasión y el empeño en llevarlas a término, que nos olvidamos de ver...
Obvviamente la realidad sigue ahi, paralela a la nuestra, la que queremos vivir.. hasta que nos la encontramos de frente...
y en ese momento, o salimos estóicamente... o morimos en el intento.

Lástima que este pobre hombre no supiera sobrevivir a toda su historia...
¿era asi? o todo lo contrario... ya me aclararás las dudas..

Besitos mil.

Jou McQueen dijo...

GaLa: En primer lugar, gracias por las dudas, lo he retocado por ver si así, se entiende mejor. Las prisas no son buenas para las letras.
En segundo lugar, buen viaje.
Y en tercer y último, decirte que sí, que es así como lo cuentas, pero no es él quién muere, si no ella.

Un saludo y lo dicho, buen viaje.

Anónimo dijo...

Como la vida misma!

Dany dijo...

Cuando vemos lo que deberiamos ver se complica todo. Pero por eso a veces andamos con los ojos vendados. Abrazo!!

Malena dijo...

¿Para qué mirar, entonces?

Lila Biscia dijo...

las contingencias del amor... y de la muerte...

besos

Jou McQueen dijo...

Anónimo: ¡Nunca mejor dicho!

Dany: A nadie gustan la complicaciones, pero la vendas...

Malena: Para ver la realidad ¿no?

Lila: Sí, así es, eso, y mis incontinencias verbales.

Un saludo a todos.