viernes, 14 de septiembre de 2012

El jardín de los muertos.



La hierba sigue seca en el jardín. Cada vez más. ¡Maldito cambio climático! No soy capaz de recordar cuando fue la última vez que llovió o que regué. Se va muriendo, cayendo, haciendo clapas, igual que el pelo de algunos hombres a cierta edad. Mientras, sigo bebiendo este whisky sin hielo en la butaca de piel girada. Con ese tacto de melocotón que tanto me gusta en invierno y sin embargo, es tan incomodo en verano. ¿Nunca nada es completo? 
Fumo. Fumo como no he fumado antes. Con ansiedad y mientras más cigarrillos consumo, más ansiedad me crea. Debería dejarlos.  Pero siento una adicción insaciable, cómo la de un amor autentico. De esos, que únicamente se encuentran en las buenas novelas y en la malas películas. Con final feliz o sin él. 
Desconozco la hora. Por el sol no me oriento. No sé si debería estar trabajando o descansando. ¿Por qué el trabajo dignifica? ¿Soy una deshonra para la especie? Seguramente. 
Hace una semana el perro dejó de ladrar para sólo aullar, desde entonces, no parado día y noche. ¡No sé qué gilipollas dijo eso de que “es el mejor amigo del hombre”! Tanto me ha tocado los cojones que voy a pegarle un tiro.  
Luego, volveré a sentarme y a beber, porqué hay vidas que son una puta mierda, sin giro final en el guión. Y la mía, es una de ellas.     

   http://www.youtube.com/watch?v=jmABcP7zsHw 

2 comentarios:

Gala dijo...

Hay vidas que se auto destruyen por si solas.
Cuando uno no sabe como matar las horas suele invadirnos el tedio,y cada vez peor,entramos en una espiral de vicios e insatisfaccion de donde es complicado salir.
Estar sin trabajo puede ser una bomba de relojeria,el detonante de la propia destruccion al menos psicologica. El tabaco y el alcohol haran el resto.
Besitos medierraneos.

Jou McQueen dijo...

Gala: Es el vacío. Asusta, estremece. Pero hay quien desea vivir en él.

Un saludo.