martes, 30 de julio de 2013

Un poco de verdad

Seguramente, conoceréis, que me entusiasma Miguel Hernández, Juan José Millás, Unamuno, la música, la izquierda, o más bien el socialismo, las bicicletas, el rock, el amor, el desamor, escribir, escuchar, leer, conversar, la cerveza fría, una Jack Daniel's de vez en cuando, la poesía, como escribís la mayoría, las mujeres, sus curvas, las montañas, la playa y sobretodo, estar vivo. Intentar deshacer las nubes negras y los entresijos del día a día.

A veces os miento, a menudo no. En fin: Un poco de verdad. Algunos ya lo sabréis: tengo dos hijos. El miedo nació en el mismo segundo en qué mi hija, la mayor, salía desde el vientre de su madre a este mundo a través de un orificio que hasta entonces creía sagrado, iluso. La divinidad ( al orificio), se la otorgue en ese mismo momento de eternidad. Y la vida, la mía, tomó otro sentido. El segundo fue igual de especial, pero no novedoso, es lo que tiene ser el segundo, supongo.
La semana pasada (nunca he sido demasiado temeroso) alquile una auto caravana y tomé rumbo a Paris. Con mi compañera y los peques. La mayor, hacía ya tiempo que tenía la hucha de disneyland llena, ilusa. Conduje no sé cuantas horas ni sé, cuantos quilómetros, pero al fin llegamos. A media tarde, con suficientes horas por delante para conseguir cosechar niervos para ese “mañana” tan especial. Al día siguiente madrugamos, todos, y hasta las diez de la mañana que no abren el parque lo pasamos como pudimos. Al entrar y cruzar por debajo del castillo de no sé yo que princesa os podéis imaginar su cara y la mía. Así, hasta las once de la noche cuando acabo la increíble traca final, de proyecciones, petardos y fuego. Extraordinario. De repente, la masa se levanto e intento salir a la vez, con un carrito de dos, os puedo jurar que es complicadísimo, y en medio de la muchedumbre oí un grito masculino: “NEEENA!!!” Y la nena, que estaba un poco más hacía adelante en seguida respondió; -Aquí. Y desconozco si fue por la tensión, la ilusión, el cansancio o qué sé yo, que en ese instante empecé a reír y no podía parar. La nena, de cuarenta y tantos, de todos esos miles de personas, sabía que era ella, la nena que buscaban, será porqué los españoles somos así, o solo algunos. 
Al día siguiente, más de lo mismo, más Disneyland. Al tercer día visitamos París ¡Qué bonito es París! No me canso de ir y volver. Seguramente, mis hijos no se acordarán, pero yo sí. 
Después, como conducir nunca me ha supuesto un esfuerzo, al ir bajando nos desviamos hacía los Alpes, a Chamonix, un pueblo en la falda del Montblanc. Para acabar de pasar allí los días que nos restaban. Excursiones por la montaña, visitamos un glaciar, subimos en telecabina, en un tren realmente bucólico, y nos alojados en un camping pequeño y muy bonito. Pasamos las horas, viendo el tiempo, como dice la canción: tiempo para jugar, para pensar, para aprender, tiempo para querer. Sin embargo no se detiene.

Y hoy, ya volvemos a estar metidos en esta rutina tan conocida. Para que nos dure un año lo que nos dura un sueño. Hoy, que me he sacado un poco esa mascara que suelo usar para escribir, me pregunto ¿Por qué? Y no lo sé. Jodida calor, ablanda a cualquiera.                

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Un poco de verdad...Gracias,por las mejores vacaciones de mi vida: con demasiada calor, con madrugones, muy cansados y un poco de claustrofobia, y el estrés habitual en mi. Pero estabamos juntos en un marco incomparable y haciendo muy felicides a nuestro demonio y a nuestro ángel. Te quiero!

Jou McQueen dijo...

idem.

María Sotomayor dijo...

Ay... me voy blandita de corazón con los comentarios, te eclipsaron la entrada, me alegro de tus mujeres y tu demonio.

Beso Jou!

Jou McQueen dijo...

Gracias María. Aunque no siempre sea tan dulce... eso es porqué llegábamos de vacaciones ;)
Ahora que estás blandita de corazón y qué no estamos en tu blog donde te lo dice todo el mundo, aprovecho para decirte que cada día escribes mejor (para mí).

Un beso.

Gala dijo...

Y a mi que me encanta ese Jou blandito que te sale a veces?
Ya conocía parte de tu verdad, partes, o casi todas las partes que hoy comentas, supongo que es lo que tiene leerte con asiduidad, aunque a veces no haya podido comentarte.
Creo que con el nacimiento de tu segundo hijo y te lo comenté, que esa parte tuya deberías mostrarla más.
el caso es que en esta verdad de hoy nos has mostrado muchas más cosas de las que crees.
Ha debido ser un viaje fascinante, y si, a mi tambien me has hecho reir con lo del nena... los españoles somos así.

Y por cierto, el castillo es el de la bella durmiente, con dragón incluido.

Supongo que yo también puse la cara de tu hija la primera vez que fui a disneyland, aunque yo ya tenia 34 años.

Besitos, mediterráneos.

Jou McQueen dijo...

Gala: Empezaré por el final; Nunca se es demasiado grande para disfrutar de disneyland. La cara se nos queda a la mayoría. Gracias por puntualizar, ando un poco perdido entre tanta princesa.
No soy a menudo blandito, porqué me da vergüenza. No me gusta mostrarme. Y lo más curioso de todo es que no sé el por qué. En fin, prefiero, como ya sabes escribir de lo que me rodea. Ya sea en el exterior o en el interior.
No dejes de ser asidua. También eres parte de todos mis post con tus comentarios.

Un saludo.

Gala dijo...

:-)
Gracias por tu comentario. Me ha hecho sonreír.
Claro que me acuerdo de los (...) te dejé un comentario en mi casa.
Me hago mayor Jou... (supongo)
Sabes? no te dé vergüenza mostrarte. De cualquier modo,escribas sobre lo que escribas, hasta cuando nos pones música me gusta venir a leerte, este es uno de mis espacios preferidos, tu realismo y estilo siempre me ha fascinado.
Así que como dijo Schwarzenegger en Terminator..."I'll be back" , y el "siempre", lo añado yo.

Besos.

Jou McQueen dijo...

Qué así sea! igual haré yo.

Me he acordado, de repente. Tres años ya?

Un saludo.