Con la cantidad justa de heroína les regalaba un viaje hasta
el fin de sus días. Todos, y siempre, eran ancianos cansados de vivir, deseosos
de acabar con la prolongación excesiva de una vida que al igual que un chicle,
que estiras con los dedos hasta donde te alcanza el brazo y no consigues romper,
hace una caída por la gravedad y la poca vigorosidad del fino hilo que queda por la acción
y, lo deja todo pringoso y pegajoso y acabas con ganas de deshacerte de él.
La muerte, al fin y
al cabo, es un paso más en la vida. Sin embargo las autoridades nunca lo
entendieron así y en vez de héroe lo trataron de villano, acusándolo de asesino en serie. “El
ministro de la muerte” titularon los diarios. –Únicamente cumplo deseos-
declaró él. Pero quién iba a creer un exyonki que en casa nada más le esperaba
la soledad y la poca compañía suficiente para que no lo creyeran que era un
loco mal curado de un virus demasiado escampado con el que ningún gobierno consigue
hacer demasiado. Pero, quizás sí, quizás
algún anciano incapaz de vivir como lo hacía 5, 10 o 20 años atrás le enseñó
donde había decidido acotar su camino. ¿Sería después, si se pudiera demostrar
eso, un asesino? ¿Qué importa ya? Si anda encerrado más de un año. La hipocresía
es así. Y el mundo es un lugar realmente hipócrita y lo es, porqué nosotros lo
hemos construido así. Si no como explicar que los policías; sean el brazo
fuerte de los desahucios, los jueces; la
mente que ordena la acción y los bancos los dictadores del siglo veintiuno con
la impunidad de quién gobierna.
Ahora que termina este maldito 2.014, que podría haber sido
mejor pero también peor, dejadme gritar, que si alguna vez, cuando sea un
anciano ya para nada adorable cansado de vivir encuentre un exyonki en mi
camino, que me regale un último viaje a ninguna parte.
Feliz 2.015 !
2 comentarios:
Buen blog!
Gracias.
Un saludo.
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