Odio la música
militar. Por otro lado, y sin saber el por qué, me gusta la palabra gatillo.
Sin embargo, las armas me dan repelús igual que algunos animales. Aún a
sabiendas, que nosotros somos eso, animales. Algunos más que otros. A menudo me despierto a media noche
convencido de que sería capaz de suicidarme. Luego o amanece o me vuelvo a
dormir.
Ni al levantarme ni durante todo el día se diferenciar un buen café de
uno malo pero sí, el que me gusta del que no. Estoy viciado al café al igual
que lo he estado a otras cosas. Espero que dentro de nada no salga un estudio
explicando que los efectos secundarios del mismo son atroces para la salud,
pues ya estoy harto de quitarme placeres que endulzan la amargura de esta vida
mía que a menudo la vivo como quiere ella.
Hace quizás demasiado que no ando a gatas. Y en la casa en la que vivo
ya no se pueden hacer más ventanas. ¿Debería mudarme?
Ayer. No baje la
tapa de wáter y mi compañera me volvió a explicar lo molesto que es para ella
que eso ocurra. Le contesté que a mí con los otoños me pasa lo mismo. Se fue a
la cama a leer, igual que quién busca la
libertad de vivir otra voluntad que no es la cotidiana. Al acostarme yo y ver
que aún leía, le dije que a mí me pasaba con la soledad. Me contestó que cada
día estoy peor. No puede más que afirmar con la cabeza. Creo que a veces me
gustaría ser un cura. Para estar casado con dios; él nunca me pediría que
bajase la tapa del wáter.
Gozo de un rincón
secreto al que me pierdo cuando creo que lo necesito. Las razones que crean la
necesidad pueden ser tan dispares unas con otras que parece increíble que el
lugar pueda ser el mismo. Me da miedo pedir a mi compañera que cuando muera tiren
mis cenizas allí porqué dejará de ser secreto y medicinal. Canto fatal, por eso no canto más, aunque a
veces pegue voces siguiendo alguna canción para perfumar el olor en ocasiones rancio
del día a día.
Tengo un
descosido en el costado por donde me sangra el tiempo. Desertor a veces de mi
mismo huyo a ningún lugar para soportar lo que me atormenta, relámpagos y
truenos del porvenir.
7 comentarios:
Que rico leerte, me identifico tanto.
Me encantó...
Saludos enormes!!!
Un placer que te gustara.
Un saludo.
Personalmente creo que hay que darle la lata a la vida y no al revés, que ella ya se empeña en ponérnoslo difícil.
No deberíamos darle el gusto de apretar el gatillo, y menos tú, que me quedo sin tus letras...
Del café que voy a decirte, con o sin estudio lo seguiré tomando igual, solo y con dos de azúcar, por eso de endulzar la vida.
Y no puedo irme sin decirte que me has hecho reir con esto del casamiento con Dios... qué Dios? si tú no crees en él, tal vez es uno pagano de esos que no piden explicaciones ni dan lecciones de nada... de esos ya podríamos discutir un tanto.
Pero poco eh?
Me gusta tu alegato final del descosido que te roba el tiempo, me lo quedo con tu permiso, porque el mio, mas que un descosido es un desgarro en toda regla, pero sepas, que aunque no estoy, leo...y te leo, casi a escondidas, como de manera furtiva.
Yo también me quedo en un rincón oscuro para perderme de mi misma a veces y de las cosas que suceden sin que yo quiera.
No he podido evitar entrar, dejarte mi huella y mis besos mediterráneos, que aunque no estoy, sigo... y tal vez pronto vuelva, que ya tengo querencia de letras y se me escapan los versos de los bolsillos.
Hasta pronto.
Besos, Rebeca.
Gala/Rebeca,
Que bueno volver a tenerte por aquí!
Tu comentario tan acertado como siempre, y certero también. Me alegra, que me sigas leyendo aún a escondidas. Y de que vuelvas, más!
Ya era hora que dejaras un comentario, los post no eran lo mismo sin tu desentrañado.
Un saludo.
Un beso.
La música militar puede ser tan irritante... Por otro lado, si a ella le molesta que esté levantada, ¿no es lo mismo que a tí te moleste que esté baja? Es una cuento de nunca acabar, una discusión sin final.
Suerte
J.
La vida en pareja está infestada de discusiones sin final. Creo que es parte del guión para hacerlas más, no sé... ¿humanas?
Un saludo.
me gusta mucho hbaerte descubierto
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