¡Me cago en Disney y todas sus princesas! Llevo una
barbaridad buscando mi príncipe azul. Des de la mañana al amanecer en todos los
rincones imaginables. El puto reloj biológico ha hecho sonar la alarma tres
millones de veces y los cinco minutos más, se han convertido en una eternidad
que mi cuerpo ya no soporta, lo oigo incluso durmiendo. He intentado huir de
él, distraerme con más gente y sola. Pero no hay manera: Un martirio.
El que no era demasiado aburrido, era demasiado alegre. El
que me gustaba no le gustaba yo. El que no era capaz de demostrarlo se escondía
detrás de una estúpida timidez que a nuestra edad se hace ya incomprensible. Y el
que parecía maravilloso era todo mentira. Uno no quería cambiar y otro me
quería hacer cambiar a mí. Si cariño, mi reina, cielo, princesa y se fue con
esa del culo gordo, de las tetas caídas. Uno sucio, otro más cremas que yo. Uno
increíble pero tacaño incluso para guardar las uñas de los pies. Uno demasiado
guapo, otro demasiado feo. Y el que
parece normal había olvidado el romanticismo en el último bar. ¡Cuánta
mediocridad! ¿Tan difícil es encontrar un compañero de viaje? ¿El príncipe?
No guardo nada y en cambio ellos, parecen racanear incluso a
la hora de pagar. Bamboleo mis caderas incitando al encuentro y al final… uno. Que
después de más citas de las que creía poder aguantar, de enamorarme, de
proponerme que lo más parecido a un príncipe sería él. De poner en la balanza
lo bueno y lo malo. De soñar que casi y con mucho trabajo, podría llegar a ser
maravilloso. Le quito los pantalones y allí está, un ratoncillo. Un desengaño,
un ya me has fallado, un esto no lo perdono, un con esto no puedo vivir toda
una vida. Un pene pequeño e incapaz. Incapaz de ser nada más que eso, que un
micro pene. Y la pregunta del millón: ¿Qué es más lisito, aguantarlo y ser
adultera o volver a empezar?
¡Me cago en Disney y en todas sus escenas de amor que nunca
serán de sexo!
2 comentarios:
Quizá lo importante sea conformarse con la búsqueda antes que con el hallazgo, pues este supone siempre un final.
Apreciado Boris, sí, el camino. Pero que es si no un nuevo camino, un principio, encontrar a alguien con quien andar ¿?
Un abrazo.
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