jueves, 16 de noviembre de 2006

Salvador

Después de tragarme publicidad a dosis industrial o holiwoodinse, me atreví a ir a ver la película a la cual hace honor el titulo de esta carta.
Sin olvidar que esta basada en una historia real, que ocurrió hace treinta años y bajo una dictadura cruel y sanguinolenta. Y aunque el Sr. Mariano, diga que el pasado, pasado está. En muchos de nosotros con algunas pizca de memoria histórica, se nos pone la piel de gallina al ver y recordar ese pasado, que tan rápido olvidan algunos. La película es una ensalada variada, del ayer de este país, de la violencia de la dictadura, de la lucha armada que algunos solo veían como solución, de la familia, de la muerte más cruda y dolorosa, de la visión de la Guardia civil, de cómo aporreaban a los manifestantes, ¿era violencia gratuita, Amaban tanto ese dictador, a esa dictadura? El miedo del pueblo, la rabia, el tener que esconderse para opinar o hablar otra lengua. Una ensalada con demasiada sal.
La primera parte de la película, no deja de ser documentalista de esa España gris. Enfocada desde el recuerdo de un miembro de la banda armada, Mil. Salvador Puig Antich, un joven de familia bien, cree que la única forma de combatir esa niebla llena de sombras que es la dictadura, es pasando a ser un pistolero más de la revolución neo-anarquista, de la época. Pero cuando deja de recordar y viven el presente, parece sin duda para mí la Pasión de Cristo, a la española, o a la catalana, haciendo ver al espectador a través de la familia del protagonista el sufrimiento, el dolor, la impotencia, la cara de la muerte, la ultima noche, los minutos agónicos y finales de esa persona, en fin, como igual que a Jesucristo y sin serlo, matándolo le convierten en mártir, para el espectador por supuesto. La Pasión de Salvador.
Que no se olvide, que esa dictadura ya termino, que también hubo personas que lucharon contra ella sin armas, y murieron en el intento, que no robaron, ni dispararon, gente desconocida y en el olvido. Y que lo único que queda de esa España, es algún pistolero fuera de tiempo y de lugar. O algún inhumano que no condena esa dictadura, sin olvidarme, del Sr. Fraga.

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