Faltaba un cartel en el que se leyera: Bienvenidos a la republica bananera.
Con una constitución con poco texto (seguramente) y menos atención, una nación regida por el descontrol del no saber, sin gobierno ni gobernantes, solo algo similar a la policía, pero por suerte no armada y con demasiada libertad para actuar, si tuviera que ser equitativo entre nuestra seguridad y sus músculos. Eso si, mucha luz esporádica, gente que sube, que baja, que se mueve en definitiva, como pez en el agua. Anónimos la mayoría para mí, sintiéndome incapaz de situarlos en la sociedad, como yo para ellos, supongo. Con esa carta del anonimato a su favor, todos se disfrazaban de etiqueta, que daba la mano a los pocos modales, curioso pero cierto, adictos ellos, a los peinados modernistas, con una cantidad envidiable de gomina, envidiable, para las empresas que venden ese producto. Y ellas, que decir de ellas, con buenos escotes y mejores minifaldas, obviamente olvidado el refrán, si vas escotada no lleves una falda corta, mientras las corrientes de un mar de personas, intentaban interrelacionarse. Como si hubieran compartido años de infancia, o comidas de navidad. Algunos hacían cola en los lavabos, otros como poseídos por la carne, como lobos de la noche, la cola la hacían para atacar con la labia del tartamudo, probando su suerte a ver si conseguían seducir a las señoritas, que solo esperan eso, palabras tan inútiles como la tabla de colores para el ciego. Mientras, con los ojos del que descubre, que redescubre la noche, una bailarina cuando menos espectacular, asomaba su caderas por la barra moviéndolas a no se que ritmo satánico para la mayoría de creyentes y realmente sexual para mi. Distrayéndome del teatro de esa republica bananera.
Y al finalizar la noche, todas esas que se llevaron de premio un anónimo tartamudo, les tocó descubrir si la carta que escondían detrás del disfraz, era un as o solo un dos de picas.
Disfrutad de la bailarina, ah!! Y mirad de cuello para abajo, que es lo que hice yo, como los que se asoman reflejados en el espejo, como si se escondieran detrás de la cortina de luces.
Con una constitución con poco texto (seguramente) y menos atención, una nación regida por el descontrol del no saber, sin gobierno ni gobernantes, solo algo similar a la policía, pero por suerte no armada y con demasiada libertad para actuar, si tuviera que ser equitativo entre nuestra seguridad y sus músculos. Eso si, mucha luz esporádica, gente que sube, que baja, que se mueve en definitiva, como pez en el agua. Anónimos la mayoría para mí, sintiéndome incapaz de situarlos en la sociedad, como yo para ellos, supongo. Con esa carta del anonimato a su favor, todos se disfrazaban de etiqueta, que daba la mano a los pocos modales, curioso pero cierto, adictos ellos, a los peinados modernistas, con una cantidad envidiable de gomina, envidiable, para las empresas que venden ese producto. Y ellas, que decir de ellas, con buenos escotes y mejores minifaldas, obviamente olvidado el refrán, si vas escotada no lleves una falda corta, mientras las corrientes de un mar de personas, intentaban interrelacionarse. Como si hubieran compartido años de infancia, o comidas de navidad. Algunos hacían cola en los lavabos, otros como poseídos por la carne, como lobos de la noche, la cola la hacían para atacar con la labia del tartamudo, probando su suerte a ver si conseguían seducir a las señoritas, que solo esperan eso, palabras tan inútiles como la tabla de colores para el ciego. Mientras, con los ojos del que descubre, que redescubre la noche, una bailarina cuando menos espectacular, asomaba su caderas por la barra moviéndolas a no se que ritmo satánico para la mayoría de creyentes y realmente sexual para mi. Distrayéndome del teatro de esa republica bananera.
Y al finalizar la noche, todas esas que se llevaron de premio un anónimo tartamudo, les tocó descubrir si la carta que escondían detrás del disfraz, era un as o solo un dos de picas.
Disfrutad de la bailarina, ah!! Y mirad de cuello para abajo, que es lo que hice yo, como los que se asoman reflejados en el espejo, como si se escondieran detrás de la cortina de luces.
2 comentarios:
Cesc com estas nano?
No se ben be que comentar-te pq els últims escrits m'han deixat una mica fora de joc. I que vagis a les carpes doncs encara més. Tinc ganes de veure't per saber com estàs. Ja falta poquissim. Aterro en 11 dies.
Fins ben aviat.
Records a tots!
PD: Si si deu ni do el toston que he fotut!!
Fill meu, acabo de descubrir que t'has fet vell!
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