Incomprensión por la situación. Ese sentimiento sentía mi amigo.
La vivencia, le pasó, cundo iba de vacaciones a un pueblo de playa, un poco alejado y desconocido. Me explicó que, viajaban él y su novia en su coche, cuando por el arcén, una chica, medio hippy, les izo autostop.
- ¿Paro? Pregunto, él a su novia.
- Tu veras, respondió ella.
- Si o no.
- ¡Claro!
- ¡joder! No hay quien te comprenda.
- Vaya, no sé porque lo dices esto ahora.
- Por nada, como siempre, da igual.
- No te entiendo chico. ¿Que he dicho?
- Al menos, no te hagas la ofendida.
- ¡Calla! que ya viene la chica.
- Vale, gracias. Hermosa.
Era una hippy total, hasta olía. Dijo, como pudo, que era francesa, que estaba haciendo turismo. Del barato, supuse. Que quería ir a ese pueblo, a ver, si la podíamos llevar. Yo, dijo mi amigo, callé. Ya se lo harán pensé. Y si, se entendieron, y la llevamos. Tres, que sin fin de situaciones pasaron por mi cabeza, en ese rato, sonreía él, contándome. Hablaba tan mal el español, como nosotros, el francés. Pero bien algo nos dijimos.
- ¿De dónde eres? Pregunté.
- France, respondió ella.
- No, si eso ya lo sé, de que pueblo o ciudad pregunto.
- No seas mal educado, me dijo mi novia.
- Paris, Toulouse, Pau, Marsella… dije los que recordaba.
- Oh!! La la la… Dijon.
- Muy bonito Francia, dijo ella, ni novia.
- Rima con cojón. He cariño.
- Mira que eres mediocre. Sentenció.
- No compre pas, dijo la hippy.
- Ni falta que hace, susurre.
- Mira que ya te lo he dicho. ¡Mediocre!
- Tu calla y vete… no te lo digo, porque te gusta.
- Eso querrías tú, listillo. Que me gustara.
- Pardon… dijo la hippy.
- No, no, no pasa nada estamos hablando.
- Discutiendo diría yo. Volvió a sentenciar.
- Pues vale, vete a tomar por el culo.
- Pardon…
- ¿Es muy bonito Francia verdad?
- Oui oui, muy bonito.
- Así, ¿que haces por España? Pregunté.
- No digas más guilipolleces. Mejor sería que callaras. Sentencio definitivamente.
- Vaya comienzo de vacaciones, es lo último que digo.
- Pardon…
- Nada, rien… y Dijon donde está.
- Pardon…
- Rien ,rien, merci.
Yo callado hasta llegar. Allí me dijo; merci. Y empezaron a hablar ellas dos, mientras, yo, me iba a recepción. Y cuando empezaba a descargar, vino ella, mi novia, y me dijo;
- Jacqueline, dormirá con nosotros
- Le tengo que pagar la cena también, a Jacqueline. Contesté yo.
- No, supongo que no, de momento.
- Me alegro… concluí.
La tarde paso en la playa, ellas dos a un lado y yo a otro. Creo, que el bañador que le prestó mi novia, le estaba mejor a la hippy, bueno no creo, afirmo. Nos fuimos a la habitación a duchar, y resulta, que no era tan hippy, como aparentaba. Se encerró en el banyo, y no salió hasta que estuvo bien acicalada. No le pude ver ni el trasero. Que infortunio. Una hippy con pavor. Como cambian los tiempos, pensé. Suerte tuve, que el acicalamiento, le sentaba igual o mejor que "le bikini". A ver, si con unos vinitos…
Y la cena, paso como la playa, ellas a lo suyo y yo, sólo. (¿Tomaron suficiente vino pregunte yo a mi amigo?) Sí, suficiente para coger un buen pedo, ir al apartamento, liarse entre ellas dos y decirme que sobraba…
Al día siguiente. Uno, que soledad. Para volver tan vertiginosamente y cornudo, de mis vacaciones soñadas. Cogí el coche tomé carretera, y cuando llevaba poco recorrido, una francesa hacía dedo. Paré y le pregunté;
- Sobro? Jacqueline.
- Sonrió, y dijo que no con la cabeza. Seguidamente subió al coche.
- Esta camiseta la tengo presente, pero te sienta de maravilla. Le susurre.Y nos largamos.
Tuve una, incomprensión por la situación, que no es lo mismo que, una indigestión por la situación.
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