miércoles, 16 de febrero de 2011

Si esto es vida.

Soy un sentimental. Hoy me he dado cuenta. Ya hacía tiempo que me lo olía, pero no ha sido hasta ahora, que lo he descubierto. Por dos razones.
La primera, pasó hace unos días, mi mujer se puso cariñosa y entre susurros me dijo que quería una chimenea. No pude negárselo. En una casa tan bonita y con esas vistas, en este enero frío, que mejor que poder ver la escarcha invadiendo el espacio libre y ocupado, acompañados, de un ardiente fuego. En el calor del hogar. Hoy han empezado los trabajos de montaje.
La segunda, ha sido al charlar con el montador. Es un hombre rellenito, de cara afable y de ojos claros. Tímido, silencioso incluso. Extremadamente correcto y trabajador. Yo, que llevaba ya una hora encerrado en la cocina, mientras él llenaba el comedor de polvo, no he podido hacer otra cosa mientras saboreaba el café, desde que abandoné el tabaco me siento solo en esos momentos, qué, acercarme para indagar sobre cualquier cosa. Y claro es, que lo que me tocaba a mí la moral, por no mencionar otras partes, es, que el hombre plegara hoy a la cuatro de la tarde, dejándome allí, en mí comedor, todo el marrón. Y por eso le he preguntado. ¡Maldito el momento! Y ¡Maldito ser un sentimental!
Me ha explicado que debía acompañar a su hija al dentista. Tenían que ponerle un aparato de esos que cualquier niño y mayor, odia llevar. Pero con siete años que tiene la muchacha, es mejor arreglarlo ahora, porque después será más complicado. Yo, afirmaba o confirmaba con la cabeza mientras daba sorbitos al café. ¡Son muy caros! Ha dicho en un tono más grueso. Sí, he exclamado yo medio asustado. He preguntado a ver si su niña iba al mismo colegio que mi hija; aún no sé porqué. Y allí ha empezado el descalabro. Sabiendo que él era del mismo pueblo que yo, su respuesta me ha sorprendido: No, va en otro. Es que vive con su madre. De allí he deducido que estaba separado. Pero ya no hacían falta suposiciones, el hombre estaba lanzado ha explicarlo todo. Y ha mí, aún me quedaba café. Se separo de su mujer cuatro años atrás. Alquilo un piso y vivó durante un tiempo solo. Pero con esta maldita crisis, se quedó también sin trabajo. Tuvo, entonces, lleno de vergüenza, que volver a vivir con sus padres. ¡Vaya sociedad hemos creado! Pensaba yo mientras tanto. Pero lo peor estaba por llegar. Resulta que un juez inspirado, le dio la custodia a su exmujer y para él, los miércoles por la tarde. Tres o cuatro horas para estar con tu hija y luego, devolverla, como quién devuelve un objeto, pero con una infinita tristeza para mal vivir esos seis días restantes para retornar a gozar de su felicidad y la tuya, y para más inri, después, regresa, para dormir en casa tus padres. Si esto es vida.
Me quedaba la borra del café. A él, poco rato para tener que ir a buscar a su hija al colegio. En sus ojos ilusión. Y a mí, ninguna otra opción que decirle: Vete, que no se te haga tarde.       

4 comentarios:

Dany dijo...

No, no es vida. Mañana el comedor quedará bien. Pero el seguirá en su complicacion. Puede que no este tan mal ser un poco sentimental, no?

Jou McQueen dijo...

Pero Dany, y lo contenta que esta mi mujer. No, para nada esta mal ser un sentimental. Gracias por pasar.

Hermana Piris dijo...

Hola!

Te paso la nueva dirección del blog

http://locakatarsis.blogspot.com/

Saludos,

Jou McQueen dijo...

Hola Hermana. Pasaré a descubrirte.
Un saludo.