jueves, 31 de marzo de 2011

Japón.


Las manos levantadas. El niño, alza los brazos, ayudado por su madre, para qué el señor con bata blanca, compruebe el nivel de radioactividad que puede tener ese cuerpecito. Detrás, una niña sigue con el mismo protocolo. Como con una pistola, apuntados, quién sabe, de momento, si por la suerte o por la desgracia. Los señores de blanco, los que realizan la prueba, parecen por sus atuendos los cocineros de cualquier colegio. No creo que esos trapos sean muy protectores ante esos niveles de radiación. La madre, tan preocupada por su hijo se olvida de ella misma. Y el sitio, porqué negarlo, no tiene apariencia de estar muy preparado.  Volviendo al niño, su mirada, es de miedo ante ese doctor desconocido, porqué ya saben, la radiación es invisible.  Por eso tiene la frente fruncido. ¿Quién sabe el resultado que dio la maquina?
A veces, al salir a correr, uno tiene la extraña sensación que el cuerpo dice basta y sin embargo la cabeza, pide que sigas.  A veces, ocurre al revés. Pero en todos esos días llega un momento, en que el cuerpo, le gana la partida al cerebro. Y paras. A veces, más lejos, a veces, más cerca.
A veces, uno tiene la chocante sensación que la realidad supera a la ficción.  Normalmente, ocurre al revés. Pero cuando es la pureza de los hechos los que azotan a tu cerebro, no queda más que dejar ganar la partida a lo axiomático. Y reaccionar. A veces, ayudando más, a veces, menos.
Inspirar en ese precioso momento. Recuperar el aliento,  buscar fuerzas de cualquier rincón inhóspito, olvidar la sed, tragar saliva y darlo todo. Con nobleza. Volviendo a la pelea de esos dos conceptos y arrimando el alma, al lado de la cabeza. Para seguir o proseguir hasta caer exhausto.  Y esto, es lo que hacen la mayoría de japoneses, azotados por ese porfiado de desgracias.
Fuerza. 

6 comentarios:

Dany dijo...

Con conocimiento de causa te digo que varias veces mi cuerpo no daba más y gracias a la cabeza segui. Otras tantas con un cuerpo descansado la cabeza me hizo parar.
Yo estaría más preocupado por los haitianos. Los japoneses....van a salir adelante. Abrazo

Jou McQueen dijo...

Dany: Te doy la razón en todo, y te felicito por derribar el muro. Pero como la preocupación no es finita, tengo para todos. Los haitianos no deben caer en el olvido.

Un saludo.

Emilio José Pazos Brenlla dijo...

Saldrán adelante sí, pero me parece que tienen un tesón envidiable. Después de la radiación de las bombas nucleares de la segunda guerra mundial, y... ahora esto. Sólo espero que no se agrave más.
Un saludo.

Jou McQueen dijo...

Emilio: Sí, es cierto, saldrán adelante y tienen un tesón envidiable. Pero todo, deja huella.
Yo, también espero que no se agrave.
Gracias por pasar y opinar.

Un saludo.

Malena dijo...

Debe ser porque soy madre, pero esa foto me parece desgarradora.


En este momento de mi vida, el cuerpo está perfecto ... pero no me viene funcionando la cabeza. Está cerrada por melancolía.

Jou McQueen dijo...

Malena: A mí también me parece desgarradora. Será porqué soy padre.

Creo que sí funciona tu cabeza,lo digo, por lo que te leo. El cuerpo... te creo. La melancolía; es dolorosa y hermoso sentirla. Dice mucho. y disculpa por recelar de tu mente cerrada.

Un saludo.