lunes, 7 de marzo de 2011

Un cuerpo.

Tenía unos inmensos ojos verdes. Unas cejas lineales y elegantes. Unos cabellos largos, lisos y morenos. Una frente despejada. Las mejillas eran el sitio perfecto para empezar a besar. Pudiendo seguir por todo su dulce rostro, acabando, en esas comisuras, suavemente. Para saborear los carnosos labios después. Un cuello delgado y largo, lo suficiente, para hacerlo una senda para mis caricias. Unos hombros esbeltos, con unas clavículas marcadas, pronunciadas incluso. Por delante; unos pechos, no excesivamente grandes, ni demasiado pequeños. Exactos para mí mano. Una barriguita encantadora. Encadenada a una pelvis dueña de mis deseos. Olvido, aposta, todo su sexo, por no parecer vulgar. Los muslos infinitos, blancos y delgados. Y seguía extremidad abajo hasta unos pies pequeñitos, con sus deditos. Por detrás, la espalda, bajaba como un reloj de arena blanca, marcando su estrecha cintura. Haciendo esos surcos maravillosos justo por encima del culo, en la zona lumbar. Y que decir del trasero. Suave como la ceda, terso, con su volumen necesario, color marfil y con gravedad propia. El trazo de sus piernas del mejor pintor. Unos gemelos finos e incluso, un bonito talón de Aquiles. No me cansaba de dibujarla, puede, que durante esa noche siguiera sus pinceladas un millón de veces. Pero al despertar, descubrí de lo que carecía. Entendimiento.

6 comentarios:

Dany dijo...

Impecable! Fui resbalando en la descripción con gusto. Recuerdo la frase que decía: "Todo hombre ama a dos mujeres.....una es fruto de su imaginación, la otra no ha nacido todavía." Un saludo porteño.

Jou McQueen dijo...

Dany: Pues, la verdad, es que no sé decirte con cuál de la dos quedarme.

Un saludo.

Pequeña Rock and Roll dijo...

Una vez me dijeron que las mujeres de ojos verdes no eran de fiar... ¿será verdad?

Besos Jou.

Jou McQueen dijo...

Pequeña, dudo de la interrelación entre el color de ojos y la confianza. Lo que si que te aseguro es, que hay algunas, extravertidas y excéntricas. Aunque encantadoras eso sí.

Un salduo.

Lila Biscia dijo...

oh... a veces pasa con aquellos a quienes somos nosotros, quien diseñamos...

besos

Jou McQueen dijo...

Lila, ¡Qué triste poder diseñar a nuestro antojo! No nos sorprenderían nunca.

Un saludo.