Hadas...

Ayer noche, sin mucho que hacer, más que relajarme en mi sillón relax, durante el tiempo necesario para cercar el sueño, no demasiado sea dicho, estuvimos con Lluna, mirando una película algo más que distraída. La educación de las hadas. Ricardo Darín y Bebe, una hada interesante pero sin pechonalidad. Quizás las hadas no existan, o no sean más que una mujer con algo especial, algo que brilla solo con mirarlas, sin saber que es. Por ejemplo; la sonrisa de Julia Roberts. La cuestión sin salirme del guión, es que todo tiene su antónimo. El blanco y el negro, caliente y frío, joven y mayor, guapo y feo, bueno y malo, así sucesivamente. Se necesitan; para haber gordos tiene que haber otros de delgados. Para haber hadas también tiene que haber brujas, y las hay. Para creer en las hadas fantásticas, tienes que conocer la realidad, esa cruel arma que nos azota cada día, día a día a la humanidad, con guerras, hambre y muchas otras cuestiones que no conocen el perdón ni la justicia, como las enfermedades que sorprenden al inverso que la lotería de navidad a personas inocentes de maldad y de injusticia. Porqué no creer en las hadas, en la ayuda divina si mucho me apuráis, en un remedio para todo esto que consume nuestras vidas, solo con quemar la vida de otros cercanos. Un muerto no puede morir, pero si matar.