En el corazón del socialismo catalán.

Llegamos pronto, para poder escoger sitio, estábamos en el Palau Sant Jordi. Jueves 6 de marzo. Quien lo iba a decir, se lleno de socialistas.
Gracias al ir temprano tuve la suerte de sentarme en las primeras filas, con vista al escenario y a las puertas de entrada, de los políticos y de los invitados, sociedad asociada al socialismo. Era inmenso, y aún parecía vacío pero poco a poco, como ríos de sangre roja, la gente entraba y baja escaleras abajo, subiendo la afluencia de público, como el vino tinto al echarlo en el vaso. Ese corazón socialista se lleno de su sangre, no quedó una silla vacía, había gente sentada en las escaleras, de pie en los pasillos, todos avocados a reafirmar su carácter. En una sala convexa todos los que no pudieron entrar, siguieron tal evento en una pantalla gigante, también se lleno. El corazón estaba a punto de latir con todas sus fuerzas, los 5 parlantes nos iban a convencer de lo que ya estábamos convencidos. Pero respondimos con euforia, con intensidad, moviendo los colores de las banderas y aplaudiendo, con ansia, con fervor, con amor. La gloria llegó al final o casi al final, cuando Felipe González subió ante la admiración y el querer de los presentes mayoritariamente mayores de 40, ovación duradera, para su intervención y la siguiente, la del presidente del gobierno presente, José Luis Rodríguez Zapatero. Hoy, las urnas descubrirán si desde ese corazón del socialismo catalán, pudimos bombear con suficiente fuerza el mensaje siempre solidario, haciéndolo llegar a la mayor parte de nuestro territorio. Optimismo frente al pesimismo, vida frente a la muerte, alegría frente a la tristeza, tranquilidad frente a la crispación.
Pero sin poder ser de otra forma, los terroristas de ETA acompañaron sus palabras ya rancias, con la muerte de un compañero. Para azotar con el látigo del miedo aún más a esa sociedad, presa no de un país sino por las balas, la dinamita y el miedo instaurado.
Hace demasiado que a estos seres la democracia les caduco su forma de combatir sus ideas. Como para no darse cuenta. Asesinos a sangre fría solo son.