viernes, 20 de marzo de 2009

Posesión.

Para mi era una diosa, criatura celestial, algo perfecto. Desde sus pies hasta el pelo, todo era belleza. Después de un tiempo de luchar contra viento i marea, para intentar hacerla una de mis posesiones, la tuve entre mis brazos, y allí averigüé la sorpresa. Fue al desnudar su cuerpo, como quien descubre el edén, al quitarle la ropa poquito a poco, que entendí la frase que mi amigo soltaba, cada vez que la veíamos; ¡Ay si ese culo no cagara! Pues, poseía la normalidad de cualquier ser humano.

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