lunes, 30 de marzo de 2009
Roma es amor al revés.
De repente, estando de visita en la casa Batlló, me reencontré con una francesa que había medio conocido de viaje a Roma en autocar. Esos días, ni nos hablamos mucho (yo no hablo francés ni ella hablaba español), ni tampoco nos amamos demasiado (me cuesta querer por querer), pero si que pasamos algún buen rato. Y ayer, de visita, al volver encontrármela de nuevo, me invitó a pasar al servicio de señoras (¡no me podía suponer todo lo que hicimos allí!), y al acabar, la miré y le dije haber si me recordaba… Sonrió, dijo que no con la cabeza y se fue. Eso, me dejo preocupado, no se si no me recordaba por mi peso adquirido (No de talento, ni popularidad, y si de kilos), porque ella carecía de memoria (o yo, era una mal recuerdo, de esos que se olvidan) o tan solo porque no era ella (y era yo, quien tenía mala memoria o demasiados sueños). Pero en fin, como siempre, que más da. Y hoy, de repente, me he despertado pensando, Roma es amor al revés. Y es que no se, si en el folleto que vi en el autocar, si es que nunca fui en ese autocar, ponía viaje a Roma o viaje al Amor.
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