Entonces reconocí la mirada de la fotografía, era él quien hoy, llenaba las portadas. Con grandes titulares, la prensa, anunciaba su defunción. Reconocí, su mirada en la mía, su final en mi futuro. Reconocí, sus errores en los míos y sus canciones en mi vida. Y quizás, con él, solo compartía una decadente adicción, a parte de la mirada, la mirada de esa fotografía. Sus ojos tristes, detrás del ese pelo despreocupadamente preocupado, por esconderlos, eran igual a los míos. Los cerré, y con ese edredón de sepultura, me refugié en el sueño de una cama de madera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario