lunes, 19 de abril de 2010

barabam bam bam…


Al levantarme, me di cuenta de lo fea que era la muy jodida. Que hacía yo, allí, desnudo en esa cama extraña. Con ese monstruo de anchas carnes, durmiendo como díos la trajo al mundo a mi lado, o yo al suyo. ¡Cuánto había bebido anoche!


La última vez que hice el amor, fue un año antes, con mi mujer, antes que pasara todo. Antes, que la maldita enfermedad se la llevara, como el despertar se lleva los sueños. Como podía haberme acostado con esté ser, después de un año de misoginia. ¿Quizás por eso? Aunque no creo, más miedo me dan los monstruos. Tumbado en su cama, intentaba pensar, como decirle que no quería volver a verla, que no quería nada más con ella, y que echaba en falta algo menos… No haberla conocido. Ella, mientras tanto seguía allí dormida, igual que un oso hibernado, no sé, si con mucho menos pelo. Empezó a gruñir y me asustó. Se estaba levantando y yo, aún no tenía un plan. Antes de hundirme en esa cama, intenté ser un naufragó en el lavabo, así pues, escape con el bote salvavidas al reservado. Me senté en el retrete y diagnostique el problema. Ella a mí, aparte de no gustarme, me daba repelús. No la conocía de nada, ni ganas tenía de conocerla. Era un desliz de una noche, donde había patinado por demasiado Jack Daniel’s. Tenía que decirle la verdad, ¡como un hombre! ¿Cómo un hombre? Y marcharme con la cabeza alta. Me fui al espejo para llenarme de valor mientras ensayaba los gestos. Y allí, por sorpresa, descubrí el perfume que siempre utilizaba mi mujer.

Destapé el frasco me lo eché en la muñeca, y volví a casa, sin dar explicaciones. Y todo el camino, me lo pasé llorando, escuchando nuestra canción. Sin decir nada. Hay días que valdría más, no salir de la cama, barabam bam bam, baram bam bam, barabam bam bam…

8 comentarios:

Lila Biscia dijo...

Jou, casi que me enojo! Este texto me hizo reir mucho y tambien lagrimear. Excelente. Tremendo.
Y con el final del post, todos los comentarios que pensaba hacer mientras leía, se fueron a la basura.
Ay, asi que no comento y solo mando un beso.

Jou McQueen dijo...

No quiero que creas, que menos precio un comentario tuyo, pero siempre, ante esas opciones, elijo un beso, y si es de una madre guapa mejor. Gracias, de todas formas por el comentario, por el beso y por pasarte.

Juan José Oviedo dijo...

Intenso. Excelente post. Dentro de este relato que comenzó cómico lograste tocar en mi una sensación nostálgica. Talvez se refuerza por el momento que acabo de pasar o no. Y en cuanto a ese frasco de perfume... pienso que pudo ser el culpable de tu despertar al lado de pie grande. (Perdón por calificarla así, pero fue la imagen que se me vino a la cabeza con la descripción)

Jou McQueen dijo...

Gracias Juan José, la historia de 7 y 9 fue, una de las más extraordinarias y reales que pude intensamente leer. Pero finalizo, como muchas veces pasa en la vida; como un golpe seco. Me alegra que te haya gustado. Y si es el culpable. Un saludo.

Juan José Oviedo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
7 dijo...

Si sabes de lógica te digo no no. El blog está nuevamente ARRIBA pero desde entonces no han habido nuevas entradas.

Boris Chicarpo dijo...

Juro que tengo la canción en mi cabeza. Ese barambambam me suena a alguna canción, no muy vieja, pero no puedo dar con la ficha. Me ha gustado el post, pero como decía un amigo, si se hizo con ganas (aún equivocadas) no valen los arrepentimientos.

Jou McQueen dijo...

Días extraños; E.Bunbury y N.Vegas. Barabam bam bam. Eso faltaba... las ganas (de repetir).
Un saludo.