lunes, 6 de febrero de 2012

Del ciclismo.

El ciclismo es como aprender un oficio. Si desde pequeño alguien cercano no te explica todos sus entresijos, con apreciación y sosiego, es complejo de entender (o de amar). Puedes apreciar el sufrimiento, el esfuerzo, el coraje e incluso el espectáculo, sin igual a mi entender, de los corredores pero no, las entrañas de este deporte tantas veces desgarrado desde sus propias vísceras.
Recuerdo esas tardes de verano, mientras los demás niños se inquietaban por ir a la piscina, yo, esperaba ahogado en el calor y el sofá que empezará la retransmisión del Tour. Entonces, no había todas estas nuevas tecnologías, en las que cualquier noticia esta al instante expuesta en mil y una páginas. Tenías, pues, que esperar a las tres y media, para poder ver quién iba escapado, a cuánto tiempo y escuchar el por qué. En algunas etapas de montaña, la euforia, era plena por poder seguir la etapa casi, o al completo. En algunas grandes ocasiones, si el trabajo se lo permitía y alguna etapa no pasaba muy lejos de casa, mi padre, no dudaba en llevarme a ver, en vivo,  a los ciclistas. El Tour, la Vuelta, la Volta a Catalunya, era y es indiferente para gozarlo. En aquel tiempo, era Miguelón quién creaba afición. El gran Indurain. Soy de la quinta de Alberto Contador, sin una porción de su talento y con más peso, cosa que hace difícil, que mi afición por el ciclismo pasase nunca, de vulgar cicloturista y apasionado espectador. Añoré a Indurain, disfrute con Armstrong y me volví a entusiasmar, con ese jovenzuelo Contador luchando a cara descubierta en el col del peyresourde. Y me entusiasmo en cada aparición, por su valentía y audacia. Como en este último Tour de Francia, el mejor, aunque no ganara.
Hoy, desconozco, si ha sido el estómago o el hígado, quién ha sancionado a Alberto con dos años de suspensión y le ha desposeído de sus logros (conseguidos habiendo pasado un sinfín de controles), como anteriormente paso con otros. Pero el corazón de este deporte, que sin duda es él y todos sus compañeros, debe y deben, con su latido, hacer valer su esfuerzo al igual que en la carretera, para cambiar estas normativas tan obsoletas, capaces, de inhabilitar a un corredor sin demostrar dopaje, únicamente, por la responsabilidad objetiva, hecho del cuál, la mayoría de estos organismos carece. 

6 comentarios:

Dany dijo...

Trato de ver el Tour, sobre todo las etapas de montaña y a los corredores vascos. El entusiasmo ( y locura) de la gente es pocas veces visto. Los paisajes son de ensueño. Respecto a los controles....no se bien que decir...creia que todo el tiempo los están controlando....pero indudablemente algo no está bien. Abrazo!

Anónimo dijo...

Es bonito un recorrido como este, sobretodo si de este se hace un gran escrito... Que bien volver a leerte.

Jou McQueen dijo...

Dany: Las etapas de montaña (algunas) son espectaculares. En el país vasco hay mucha afición y eso crea buenos corredores, de los paisajes qué decir... y la gente, siempre volcada. De los controles, es todo muy largo y liado.

Un saludo.

Amatista: Gracias. Un placer volver a tenerte por aquí!!!

Un saludo.

Gala dijo...

Nunca me gustó el ciclismo, soy más de futbol, pero si que estoy de acuerdo con lo que dices, normalmente quien juzga es quien menos objetivo es.
Como en todo, tal vez dejaron entrar intereses, politica o simplemente dinero...
Y si, en el futbol tambien .
Una pena, pero así es.

Besos mediterráneos.

Malena dijo...

Ah, cómo me gusta ver que la gente disfrute de sus pasiones. Confieso que el deporte no me llama la atención en ninguna de sus vertientes.

Jou McQueen dijo...

Gala, lo cuentas muy bien, es así.

Un saludo.

Malena: hay que hacerlo, la vida es demasiado breve, como para no disfrutar de lo que nos gusta.

Un saludo.