sábado, 15 de septiembre de 2018

Las armaduras y las formas


Las armaduras se inventaron para proteger el cuerpo durante el transcurso del combate. Para no ser heridos. Para que el otro te causara el menor daño posible. Es un gran invento a mi entender y, si eres capaz de establecer aunque sea metafóricamente en la vida moderna, una coraza para frenar posibles heridas, tienes mucho ganada aún que por dentro te estés consumiendo por el anhelo.

La fachada es importante mantenerla entera, sin grietas, limpia. Los adentros, son para quién dejes entrar. Si es que dejas entrar a alguien. Somos como un edificio. Con la azotea, el garaje las vísceras, la puerta delantera y la trasera. Hay quién incluso tiene un salón comedor, una cocina con comedor y la habitación del pánico. En todos hay un curto vacío. Y una ventana que da a ninguna parte.

Nos blindamos a la vida. A sus vaivenes. A su bailes. A sus golpes y a sus deseos. Nos ponemos una armadura, una máscara, una creencia y la realidad que nos interese. Apartamos lo humano por lo correcto o lo que nos han hecho creer que es lo correcto. Después de 2.000 años de catolicismo y otros males o religiones, decirle como queráis.

No levantemos la voz. ¡No! Mantengamos las formas ante todo. No vaya a ser que gritándonos no seamos capaces de escucharnos a nosotros mismo. Y nos perdamos en nuestro propio desteñir de sentimientos por debajo de la armadura.   

No hay comentarios: