martes, 9 de septiembre de 2008

Dependencia a la Independencia.

Me gusta como soy. Se decía el sicópata a sí mismo. No quiero cambiar. Que le voy hacer si la sangre me atrae, tanto como al hombre la mujer. La tristeza no me invade al decir estás palabras, estoy auto convenciéndome. Progresar para mí es crear dolor. Que el viento lleve el olor a cadáver a todas esas narices, que no saben lo que es. No, esto no es malo para mí. Que me importan los demás. Lo mismo que yo a ellos. Respóndeme razón si me equivoco. El silencio se apodera de mi cabeza. La razón está de mi parte. Hasta luego lo socialmente correcto. Vuelvo a la selva de mi mente una noche más. Caminaré por las calles oscuras de esta ciudad en busca de una presa para mi ansiedad.
- Quedas detenido por asesinato a 52 mujeres inocentes.

Fin.

Lo que no es malo para nosotros, puede ser malo para otros. El progreso no pasa por el nacionalismo. Pero si por proteger tu tierra, tus intereses y tu cultura. Criar obsesiones fronterizas repletas de miedo catastrofista, es un futuro oscuro. Hacer crecer el dialogo es un mañana de luz. Dormir tranquilos amigos, que no pelearemos con armas, sino con palabras. Que esta tierra hoy será nuestra, pero en cien años habrá cambiado de manos. Y estos que hoy aclaman libertad a través de la independencia, son los progresistas nostálgicos y rancios, que añora el combate, las barricadas y las fronteras. Las diferencias entre la gente, para poder calificarlos o clasificarlos. Son los sicópatas de la igualdad. El olvido de lo vivido. Los que sufren la dependencia a la independencia.

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