Lo mejor sería ir a por el destornillador, aunque viendo cómo te queda esta camiseta mojada, quizás, lo deje para más tarde. Estoy ansiando, olvidar esa maldita crisis que tenemos, en la acción del amor, de la cual no recuerdo casi la razón. Te llevo hacía la habitación de la mano. Y al llegar sonríes, y suavemente, te voy quitando la camiseta. No hablas y no dejas de sonreír, corren pantalones a bajo, buscando el suelo. Las bragas, el sujetador, y ya, no puedo dejar de besarte. La lujuria al llegar al pezón me arrastra, te muerdo y, de repente otra vez, te deshinchas. Maldita crisis.
1 comentario:
Buen final, sí!!
Un saludo.
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