viernes, 1 de octubre de 2010

Basta ya de desilusiones.

Todos, tenemos nuestras obligaciones. Si en un control de alcoholemia diera más de lo permitido, me multarían con sanción económica, de puntos, retirada de carnet e inmovilizarían el coche. Si fuera necesario, a juicio. Yo, vivo de eso, de conducir, por eso no me lo puedo permitir. Pero esencialmente, es para mí seguridad y la de los demás, que existen estas medidas. En los últimos años hemos visto como la tasa permitida, ha ido bajando, adecuadamente. Nuestras obligaciones son para un bien común.


En el ciclismo, han intentado avanzar tanto en las medidas antidopaje, como se ha hecho en las carreteras en España. Los pasos que han dado han sido gigantescos y el descontrol de sustancias y formas de dopaje ha ido bajando, hasta casi desaparecer. Esta nueva hornada de ciclistas parecían todos limpios de culpa, salvadores de este deporte. Pero como un puñal frío, las noticias sobre el dopaje de Alberto Contador y otros, saltaron a escena. Yo, como seguidor de ciclismo y de Alberto en particular, le creo. Contador, como dijo él, tiene la vida solucionada, las sanciones serán un horror pero su miseria. Las normas anti dopaje dejan claro que lo que se halla en el cuerpo de un corredor, es, sólo, culpa suya. Norma injusta. Quién sabe que ha tragado hoy, en el desayuno, en la comida o la cena. Deberían, creo yo, hacer como pasa en los controles de alcoholemia, poner unos límites permitidos, dentro de unos razonamientos lógicos. Y para el bien de este deporte, no deben trascender los trapos sucios, sin saber aun, si lo son. Basta ya de desilusiones.

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