martes, 19 de octubre de 2010

Mis botas.

Llevaba cinco años con esas gafas de sol; Ray Ban Wayfarer, que ahora se han puesto tanto de moda y justo, cuando las empieza a lucir todo el mundo, va a mí y me las roban ¡Joder! No tuve ni valor, ni economía, para pagar lo que valen ahora. Pero tanto me gustaban que me las regalaron de nuevo. Todas negras. Como estas.

Hoy, día frío, aunque soleado, me he puesto las susodichas, el volumen del CD casi al tope  y he salido a vacilar por mi ciudad. Rock & Roll. La juventud se ha ido despojando de mí llevándose, esos falsos momentos de rock Star. Donde tarareaba canciones que siempre, me hubiera gustado escribir a mí. La gente, supongo, debe creer que lo mío a parte de ridículo empieza a ser ya preocupante; no es normal esto a las cuatro de la tarde. Antes, mucho antes, lo hacía a las cuatro de la madrugada. Pero se pongan como se pongan, a veces tengo que matar el gusanillo que hay dentro de mi llamado: ironía. Por eso, al cruzarme con uno de esos chavales ya crecidos los que se autodenominan antisistema, he parado, bajado la ventanilla y preguntado, serio: Si le había faltado dinero al ir al peluquero y por eso, esa parte trasera sucia y larga, no la había cortado. Ha respondido, medio cabreado, que si tenía algún problema.
      - A parte, de los habituales ¿podría tener alguno más? He insinuado yo.
      - No me chulees, ha chillado.
He sonreído. I le preguntado: - A ver si me iba a sacar de la riñonera una pipa.
-          No me hace falta. Puedo sin ella. ¿Lo quieres comprobar?
He estacionado el coche, bajado, lo he mirado de arriba a bajo ¡Qué botijo! Me va a pegar dos ostias, he pensado, y le he comentado que tenía suerte de llevar chándal.
-          Empieza a correr y que no te vuelva a ver por aquí. Le he tenido que aconsejar.
-          ¡Que miedo! Me das pena.

Allí, acababa de perder la partida. Me ha dado trabajo coger una de sus chirucas y metérsela por el culo. Pero lo he hecho. Y lo he hecho; para no ensuciar mis botas.    

     

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