jueves, 12 de enero de 2012

El inframundo.

No se dejen engañar por el armario; 
esto no es adulterio.            
Las noches de invierno son frías y largas y esta crisis, angustia a las personas. Eso, a menudo, hace que cueste conciliar el sueño y al no poder disfrutar de las terrazas veraniegas, las personas se sumergen en una, casi siempre, mierda de programación televisiva, alguna mala película, la lectura, en pocas conversaciones o este inframundo que es Internet. En las dos primeras opciones el desaliento, aumenta casi proporcionalmente, al tiempo en que se está en frente el televisor.  En la tercera, el ánimo puede variar según por donde se transite.
La mayoría son, o somos, de redes sociales. Al entrar en ese universo paralelo, creas un alias con tu nombre y sin embargo, no eres tú. Es una versión mutante de ti mismo, según convenga por el momento o por el interlocutor. Puedes, sin tabú, ser más dulce o áspero, atento o grosero, gracioso o serio, interesado o interesante o, incluso, conquistador o conquistado. Dependiendo de a que juego quieras jugar, conforme va avanzando la partida, encuentras los jugadores. Los hay para todo, aquí, cada uno pone sus limites, normalmente, sin tanto temor ni tormento como en la otra realidad, la de siempre. Frecuentemente el juego que hay entre la sensualidad y la sexualidad es en el que más participan y puedes; buscar algo nuevo, a alguien del pasado, amor, amistad o sexo. Nada también juega, pero casi siempre nadie la elige. Enamorarte o únicamente excitarte son también posibilidades. El problema, es, que aquí, en Internet, si sientes atracción, habitualmente es intelectual antes que carnal y eso, hace, que los adulterios esporádicos y caducos, pasen a ser no tan esporádicos y con data de caducidad cada vez más larga. Antes, el camino para llegar al adulterio tradicional, era breve y causado por la atracción carnal, si se presentía otro sentimiento pasaba a ser una relación nueva, casi nunca, un juego de amantes indefinido. Ahora, la confusión se ha apoderado del tablero y eso, de conocer primero la persona, hace que todo sea mucho más amoroso y menos lascivo.
Somos, al fin y al cabo, peores parejas (porqué los porcentajes de adulterio son los mismos o mayores) y peores amantes (porqué no hay lujuria). O eso, me contó un amigo.                

2 comentarios:

Gala dijo...

Jajaja, no hay lujuria?
Es cierto que en los mundos cibernéticos se pasan por alto detalles que de otro modo veriamos al primer golpe de vista.
Cierto tambien que te inventas un personaje, que si la cosa se alarga te puede salir caro...

Pero tambien es cierto que en ocasiones si se busca la lujuria delictiva para el adulterio, hoy no es como antes donde no habia fotos ni nadie sabia quien era quien al otro al lado del teclado...
Pero como todo en esta vida... los hay que para la lujuria no necesitan un cuerpazo, sino un cerebro capaz de conquistarles...

o eso me han dicho... :-)

besitos mediterráneos.

Jou McQueen dijo...

Gala: Dicen demasiado! Si escuchas mucho, casi siempre, acaban liándote.

Un saludo.